Disfrutan admirando sus vitrinas atestadas de piezas de todo tipo. Quedan absortos ante catálogos de novedades y sueñan con poder hacerse con todas ellas. Son capaces de renunciar a cualquier otro capricho para hacerse con una nueva “joya”. La emoción que sienten los coleccionistas de miniaturas resulta sorprendente. Y su afición permite, además, presumir de tener un Ferrari. Aunque sea a escala 1:43.
El mundo de los coches en miniatura mueve en España cientos de miles de euros al año, concitando en las páginas de compraventa por Internet y en las ferias de coleccionismo a decenas de apasionados del mundo del motor… en versión de bolsillo. Y algunas cifras asustan, porque un pequeño cochecito puede llegar a costar casi lo mismo que un utilitario… de tamaño natural.
Francisco García es el gerente de Minicar.es, una web dedicada a la venta de miniaturas a escala que lleva 15 años siento referencia para los coleccionistas españoles. En todos estos años, ha vivido la evolución del sector: “Normalmente, las piezas que siguen suscitando más interés son las que todos hemos conocido. Es muy romántico tener en la vitrina una reproducción del coche de tu abuelo, por ejemplo, y por eso las miniaturas más habituales suelen ser de modelos posteriores a los años 60”.
No obstante, en la web de Francisco se pueden encontrar vehículos de todo tipo, de un Ferrari a un camión de bomberos. Como él dice, “todo puede tener su reproducción a escala”. Ambulancias, utilitarios y coches de carreras que pueden adquirirse por unos 25 o 30 euros.
Aunque también hay cifras récord. En 2008, por ejemplo, la reproducción de un Mercedes 300SL descapotable, el llamado Alas de gaviota, a escala 1:43, alcanzó el precio de 3.000 euros. Porque este tipo de coleccionismo es como cualquier otro: una pieza vale lo que el postor esté dispuesto a pagar. No obstante, por normal general, esta afición no es más cara que las demás.
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