El garaje del presidente: los coches de Donald Trump

La colección particular del presidente de Estados Unidos, que hoy cumple un año al frente de la Casa Blanca, incluye un par de Rolls-Royce, un Bentley o un Cadillac, entre otros.

Trump, en su Rolls Royce Phantom.

Al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que hoy cumple su primer aniversario al frente de la Casa Blanca, se le escurre el dinero entre los dedos y los coches se le caen de los bolsillos. Vehículos de lujo, por descontado.»Soy realmente rico». Alguien que habla así de sí mismo, alguien que ha cruzado el cielo miles de veces en su propio Boeing 757 (de más de 100 millones de dólares) no pierde el tiempo con utilitarios.

Apasionado del motor desde la juventud y con una fortuna que ronda los 10.000 millones de dólares, en su colección encontramos modelos como un Rolls-Royce de los años cincuenta o un Maybach 57S, tan exclusivo como el Rolls (o más).

El hombre estridente que gobierna Estados Unidos, el rico disparatado que posee helicópteros, mansiones, campos de golf y complejos hoteleros, siempre ha estado cerca de la industria de la automoción. Fue uno de los primeros estadounidenses en conducir un Mercedes SLR McLaren, el primero en probar un Audi A8 y el primer propietario de un Cadillac XLR-V.

Donald Trump no ha conducido muchas veces, en todo caso. En el mundo desmesurado en el que vive no tiene ninguna necesidad de hacerlo. Antes de llegar a la Casa Blanca, dos chóferes se encargaban de llevarlo de un lado a otro. Desde que tomó posesión del despacho oval, el presidente estadounidense viaja en el Cadillac One oficial, The Beast (‘la Bestia’). El coche presidencial estrenado por Barack Obama y modificado al gusto de Trump.

Como es natural, se mantienen a buen recaudo la mayoría de sus especificaciones, aunque se sabe que lo fabrica Cadillac, tiene capacidad para siete pasajeros, mide 5,5 metros, su motor es un V8, el chasis es de una camioneta Chevrolet y el conjunto pesa 9 toneladas.

Es capaz de aguantar impactos directos de granadas y pequeños misiles merced a un blindaje de 20 centímetros de espesor en carrocería y cristales. En su interior cuenta con cámaras de visión nocturna, un sistema sellado de ventilación a prueba de ataques con gas, un centro de comunicaciones capaz de mantener al presidente en contacto con cualquier rincón del mundo y hasta un pequeño set de transfusiones de sangre… Además, por supuesto, de todo tipo de armamento antimisiles y defensivo.

A pesar de la exageración que rodea a Trump, su colección de coches no es excesivamente grande, pero sí muy selectiva. En ella hay un Rolls-Royce Phantom 2015 (de unos 500.000 euros), un Ferrari, un Mercedes-Benz S600 y, entre otros, un SLR McLaren que regaló a Melania. También se suman a la colección un Cadillac Escalade y un Tesla Roadster, un pequeño descapotable que fabricó hace unos años Tesla Motors (fue su primer modelo, antes de convertirse en el fenómeno global que es hoy.)

Y uno de los más exclusivos que han pasado por el garaje de Donald Trump ya no le pertenece. Se trata de un Lamborghini Diablo VT Roadster de 1997, pintado en azul eléctrico y con 24.000 kilómetros en su historial. Los datos se conocen porque su actual propietario lo sacó a subasta en septiembre pasado en eBay. Nadie lo compró. El hecho de que hubiera pasado por las manos de Donald Trump no fue suficiente para alcanzar el precio mínimo. La oferta más alta se quedó en solo 410.000 euros.

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