Seguramente para muchos no es un gran misterio ver un logo de un coche y reconocer su marca de inmediato. Los automóviles son parte cotidiana de nuestras vida e identificarlos se convierte en una simple cuestión de costumbre.
Pero, ¿qué significan sus logos? Si bien hay muchas simbologías que tienen una lógica evidente (como las insignias con iniciales), hay otras que no tanto.
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El logo de Mazda
Los principios fundacionales de Mazda han quedado bien reflejados en el propio nombre de la marca y en su logotipo. Ahura Mazda, de origen persa, es la divinidad suprema del zoroastrismo y representa la armonía, la sabiduría y la bondad. El nombre coincide en su fonética con el apellido de la familia Matsuda y ya aparecía grabado en el tapón de gasolina de los primeros motocarros de los años 50.
Después de evolucionar a lo largo del tiempo en sucesivos diseños diferentes, el emblema actual representa la común letra inicial, pero escrita en una grafía estilizada y en la que los trazos centrales sugieren unas alas representativas de la libertad, la velocidad y la ascensión para alcanzar metas superiores.
‘M’ de mejoramiento constante
La misma marca señala en uno de sus sitios web: “Adelantémonos a finales del siglo XX; el símbolo actual de la marca Mazda fue adoptado en junio de 1997. Simboliza la determinación de Mazda de “buscar el mejoramiento constante y así impulsar un crecimiento continuo y dinámico”, representado por un par de alas que forman una letra «M», encerradas por un óvalo”.
Igualmente, las alas en forma de ‘V’ evocan el pensamiento flexible, la creatividad, la vitalidad, la amabilidad y la fortaleza de Mazda. “Con la audacia para enfrentarse a desafíos que parecen imposibles, y perseguir sus sueños a pesar de todas las adversidades. El espíritu de la marca, comprometida con la fabricación de automóviles de excelente calidad, creyendo firmemente que la nueva tecnología solo puede ser desarrollada si se superan retos difíciles, vive en este logotipo”, agregan.
Los inicios de Mazda
Jujiro Matsuda nació en Hiroshima en 1875. Era hijo de un humilde pescador y, cuando era adolescente, se estableció en Osaka para aprender el oficio de herrero en una fundición. Pero, muy pronto, el joven japonés demostró que no iba a ser como los demás, y ascendió hasta la dirección de la empresa al tiempo que desarrollaba una brillante faceta de inventor.
Después de fundar su propia compañía, se dedicó a producir armas para el Ejército imperial y la exportación. En 1921, volvió a su ciudad natal para hacerse cargo de la Toyo Cork Kogyo, una empresa que hasta entonces fabricaba corcho para usos diversos, como los aislamientos.
Esta compañía atravesaba entonces graves dificultades para subsistir. Ante su poca viabilidad comercial, Matsuda reconvirtió la factoría para producir primero herramientas y más tarde motos de 250cc, de las que solo se llegaron a ensamblar un total de 36. Pero la situación de la población nipona demandaba en ese momento una mayor capacidad de carga. Así, en 1931, llegaría el vehículo que daría origen a la actual marca de automóviles, un motocarro bautizado como Mazda-Go.
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