Hablar de tope de gama cuando se trata de un modelo como el Bentley Flying Spur son palabras mayores, pero eso es precisamente el Flying Spur W12 S: la berlina más rápida de la historia de la marca.
Dicho título se lo debe a sus 325 km/h de velocidad punta (solo superados por los 331 km/h del Bentley Continental GT Speed) acompañados de una aceleración 0-100 en 4,5 segundos.
¿Cómo consigue tamañas prestaciones? Gracias a un recalibrado del motor 6.0 W12 biturbo, que sube su potencia de los 625 CV originales a los 635, y lo mismo con el par motor, que pasa de 800 a 820 Nm.
No es la única mejora mecánica: el reparto de potencia entre los dos ejes es de proporción 40:60, la suspensión y el control de estabilidad tienen una configuración específica y de manera opcional se pueden instalar unos frenos carbocerámicos.
A pesar de haber afilado su lado deportivo, en Bentley no han descuidado el lujo del vehículo. “El Flying Spur W12 S es el sedán lujoso de altas prestaciones definitivo”, afirma Wolfgang Dürheimer, director ejecutivo de Bentley Motors.
Es algo que queda patente con el tratamiento que se le ha dado tanto al exterior como al interior. La carrocería presenta numerosos elementos oscurecidos, como la parrilla o el difusor trasero, que pueden estar acabados en fibra de carbono si el cliente así lo desea. Además, las llantas de 21 pulgadas lucen un diseño de siete radios, aunque se pueden cambiar por unas de cinco de manera opcional.
En el habitáculo la tapicería específica es de cuero negro, con partes y costuras de contraste el marrón; no falta el aluminio en salidas de aire, levas o palanca de cambios; y tanto puertas como salpicadero cuentan con insertos de carbono.
Las primeras unidades se entregarán a finales de año.
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