Muchos autobuses escolares no están en regla y algunos chóferes (una minoría) ponen en riesgo a los niños: en la última campaña de control de la Dirección General de Tráfico (DGT), los agentes de la Guardia Civil registraron varios positivos en alcohol y drogas y ahora vuelven a salir a la carretera para comprobar la seguridad del transporte escolar.
Tráfico ha puesto en marcha este lunes un dispositivo especial que estará activo hasta el viernes 24 de enero. Durante los cinco días, la Guardia Civil vigilará que los vehículos circulen a la velocidad permitida y que sus conductores no hagan uso del teléfono móvil. Las causas de siniestro más repetidas en los autobuses escolares son la velocidad inadecuada y las distracciones, ha señalado la DGT en una nota.
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Además, los agentes realizarán controles específicos de alcohol y otras drogas a los conductores. El límite de alcoholemia para ellos, como automovilistas profesionales, es de 0,30 gramos por litro de sangre (0,15 miligramos en aire espirado). También, debido a su importancia para la seguridad, los agentes comprobarán el uso del cinturón (tal y como exige la ley) en los autocares que lo lleven instalados.
Cinturón de seguridad en los autobuses
De igual modo, los agentes comprobarán la documentación exigida para prestar el servicio, así como las condiciones técnicas y los elementos de seguridad del vehículo. En los controles también verificarán el permiso de conducir de los chóferes y los tiempos de conducción y descanso.
En la campaña anterior, dispuesta en noviembre, los agentes controlaron 3.797 vehículos y un 48,7% (1.852 vehículos) recibió una sanción. Durante cinco días, Tráfico tramitó 3.334 denuncias. El grueso de las sanciones, casi seis de cada 10, correspondió a irregularidades administrativas. Entre otras infracciones, dos conductores de autocares infantiles dieron positivo en alcoholemia y otros 18 fueron detectados con presencia de drogas en el organismo.
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