Solo dos de cada 10 pasajeros que viajan en autocar se abrochan el cinturón de seguridad, una cifra que esconde gran parte de las lesiones graves y mortales que se producen en este medio de transporte, considerado como el más seguro de todos por carretera. A pesar de siniestros como el registrado este martes en la C-32 (a la entrada del túnel de Pineda de Mar, Barcelona), el autobús es 20 veces más seguro que el automóvil y hasta 300 veces más seguro que las motocicletas, según certifican estudios como el realizado por el organismo británico Rail Safety and Standards Boards Limited.
Los autocares matriculados en España desde el 20 de octubre de 2007 deben contar con cinturón de seguridad en todas sus plazas, y el Reglamento General de Circulación obliga a los pasajeros a utilizarlos en aquellos vehículos donde estén instalados. Después de casi 17 años, la mayoría de los vehículos que circulan por España los llevan.
Esta obligación de abrocharse el sistema de retención debe recordarse a los usuarios (“por el conductor, por el guía o por la persona encargada del grupo”, indica la norma) a través de medios audiovisuales o mediante letreros o pictogramas.
Quien contravenga esta norma se expone a una multa de 200 euros por infracción grave de la ley de tráfico. Si se trata del conductor, a la sanción económica se añade la retirada de cuatro puntos del carnet de conducir.
Cinturón de seguridad en el autobús
Los niños de más de tres años de edad, por su parte, deben utilizar en los autobuses “sistemas de retención infantil homologados debidamente adaptados”, pero el propio código de circulación prevé la posibilidad de que no los haya. En esa circunstancia, “utilizarán los cinturones de seguridad, siempre que sean adecuados a su talla y peso”.
“No hay que olvidar que no llevar el cinturón nos afecta a todos, pues una persona que sale despedida de su asiento por no llevarlo puede golpear a otras personas que sí lo llevan y producirles importantes lesiones”, reseña el director de Prevención y Seguridad Vial de la Fundación Mapfre, Jesús Monclús, que en 2017 elaboró un informe sobre el uso de este sistema en los autobuses en España.
Después de inspeccionar viajes de largo recorrido, desplazamientos interurbanos de corta distancia y recorridos de autobuses de servicio discrecional, el estudio concluyó que solo el 20,2% de los viajeros llevaba puesto el sistema de retención. La cifra de uso era casi residual en los viajes de menor distancia: 0,7%.
Monclús recuerda, sin embargo, que este elemento reduce entre un 20% y un 80% la probabilidad de sufrir lesiones graves y mortales.
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