Contar en el seno de la compañía con una división de proyectos especiales permite cierto margen para crear versiones más especializadas de los modelos. En el caso de Jaguar-Land Rover, los encargados de hacer magia son Special Vehicle Operations, y una de sus últimas creaciones es el Land Rover Discovery SVX, que da otra vuelta de tuerca al todoterreno y lo lleva a un nuevo nivel.
Sus cambios estéticos no son demasiados, pero sí suficientes para adelantar que no se trata de un Discovery cualquiera. Las protecciones de paragolpes delantero y trasero son más contundentes, la carrocería recibe varios detalles en color naranja, el techo monta raíles, calza llantas específicas embutidas en neumáticos off-road y luce los logos SVX. ¿Por qué estas tres letras? De la misma manera que el grupo identifica sus modelos más deportivos como SVR, los más extremos en el ámbito del todoterreno recibirán esta nueva nomenclatura.
Y es que el Land Rover Discovery SVX está equipado para superar prácticamente cuanto le echen encima: el Control Antivuelco Activo Hidráulico (H-ARC) reduce el balanceo de la carrocería, mejora sus ángulos de entrada, salida y ventral; cuenta con el sistema All-Terrain y con bloqueo central activo y trasero electrónico, la suspensión neumática aumenta el recorrido de los amortiguadores y la caja de cambios automática de ocho relaciones tiene reductora.
Además, bajo el capó esconde un motor 5.0 V8 de 525 CV, la primera vez que el modelo emplea este propulsor y que lo convierte en el Discovery más potente jamás fabricado.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.