Durante el pasado año murieron en España más personas por causa de las distracciones al volante (33%) que las víctimas provocadas por la velocidad (29%) o el alcohol (26%). Se trata, por tanto, de la principal causa de accidentes mortales en la carretera, puesto que el uso del teléfono móvil durante la conducción aumenta entre tres y cuatro veces el riesgo de colisión.
Una evidencia incontestable en la que la Dirección General de Tráfico (DGT) quiere incidir durante esta semana (del 17 al 24 de septiembre) con una campaña especial de vigilancia y concienciación de los peligros que representan las distracciones al volante. Se sumarán, como es habitual en estos casos, todas aquellas policías municipales y comunidades autónomas que lo consideren dentro de su ámbito de actuación y competencia.
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Los agentes de tráfico de la Guardia Civil realizarán controles específicos desde hoy y hasta el domingo en los que, además, estarán acompañados por voluntarios de la Asociación de Personas con Lesión Medular y otras Discapacidades Físicas (ASPAYM), que informarán directamente a los conductores sobre los peligros y consecuencias de no prestar la atención necesaria durante la conducción.
Los datos de la Encuesta sobre Actitudes de los Usuarios de la Vía (ESRA) resultan clarificadores al respecto. Un 56% de los automovilistas españoles declara haber hablado con el móvil en manos libres durante el último año, pero lo realmente preocupante es que el 35% reconoce haberlo hecho sin uno de estos dispositivos autorizados por la legislación, el 36% confiesa haber leído algún mensaje mientras conducía y el 26% haberlo enviado.
Las estimaciones que facilita la DGT señalan que después de 90 segundos de conversación al volante, incluso con un dispositivo manos libres, se dejan de percibir el 40% de las señales, la velocidad media desciende un 12% y el ritmo cardíaco se acelera bruscamente durante la llamada. Síntomas todos ellos comparables a los de un exceso de alcohol, ya que el conductor que habla mientras conduce es incapaz de mantener una velocidad constante, no respeta la distancia de velocidad y pierde entre medio y dos segundos de capacidad de reacción.
La ley de seguridad vial considera infracción grave la manipulación de teléfonos móviles, navegadores o cualquier otro dispositivo, así como conducir con auriculares. Son comportamientos que se sancionan con una multa de 200 euros y la pérdida de tres puntos del carnet.
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