Los Mossos d’Esquadra han detenido en l’Aldea (Tarragona) al conductor de un camión articulado que circulaba por la AP-7 en zigzag, invadiendo todos los carriles y superando en nueve veces la tasa permitida de alcohol en sangre.
Después de ser interceptado por una patrulla, el conductor se sometió a la prueba de alcoholemia, que arrojó una tasa de 1,35 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, según ha informado el cuerpo autonómico en su cuenta de X.
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Esta cifra multiplica por nueve la máxima permitida para los conductores profesionales, cuyo límite es 0,15 miligramos; para el resto de automovilistas, la frontera está en los 0,25 miligramos. Estas tasas equivalen, respectivamente, a 0,30 y 0,50 gramos de alcohol por litro de sangre.
Una de las reformas previstas de la ley de tráfico, que la Dirección General de Tráfico (DGT) espera ver aprobada en unos meses, rebajará este límite a 0,20 gramos de alcohol por litro de sangre para todos los conductores, sin distinciones entre profesionales y particulares.
Bajar la tasa de alcoholemia a 0,2
Cuando esta medida entre en vigor –la ley ya ha superado varios trámites parlamentarios y está pendiente de la votación de algunas enmiendas–, el límite en el alcoholímetro será de 0,10 miligramos. Superar esta tasa supondrá una sanción de 500 o 1.000 euros y la retirada de cuatro o seis puntos, en función del resultado en el alcoholímetro.
El objetivo de la DGT es erradicar la idea de que no pasa nada por tomar una cerveza o una copa de vino antes de ponerse al volante. Y si no se reduce el límite a 0,0 es por una cuestión de seguridad jurídica. “Igual que hay un margen de error en los radares, parece conveniente establecerlo en los controles de alcoholemia”, ha dicho en más de una ocasión el director general de Tráfico, Pere Navarro.
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Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).
