Mustang: la historia secreta del gran deportivo americano

Henry Ford dijo de su icónico modelo que era un símbolo estadounidense comparable a las Harley-Davidson, la música de Elvis Presley o los pantalones Levi's.

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El Mustang nació en 1964 y desde entonces se han fabricado 10 millones de unidades.

Ford acaba de celebrar la fabricación de la unidad 10.000.000 del que es, sin duda, el deportivo americano por antonomasia. Los hay más potentes, más tecnológicos, más sofisticados…, pero ninguno posee el carisma de uno de los pocos coches del que se puede afirmar, sin temor a exagerar, que es una leyenda. Desde los superdeportivos desarrollados por Shelby a los familiares modelos setenteros… todos han sido el reflejo de la evolución de la industria norteamericana del automóvil. El Mustang lleva 54 años saliendo de las cadenas de montaje de Ford y 54 años dan para muchas curiosidades… algunas de las cuales probablemente son poco conocidas incluso por los apasionados de los automóviles americanos.

Nació como un extraño biplaza futurista

El Mustang fue un encargo directo del mítico Lee Iacocca al departamento de diseño de Ford para intentar frenar el ascenso de los pequeños europeos sport en el mercado norteamericano. Iacocca le pidió a Gene Bordinat –en aquel momento responsable de diseño de la marca– que creara un deportivo barato en el que la apariencia fuera más importante que la tecnología. El primer prototipo –un descapotable biplaza– estuvo listo en 1962, pero a Iacocca le pareció demasiado futurista y lo rechazó. Se hizo entonces cargo del proyecto un joven diseñador, Joe Oros, que un año más tarde ya había dado con las líneas conocidas del coche.

El Mustang se llama así por un asunto de alcoba

Curiosamente, Mustang fue un nombre que la marca le asignó al modelo casi por descarte, ya que el coche debía llamarse originalmente Torino. Ford pretendía con ello vender cierta imagen de deportivo a la italiana y las campañas de publicidad en ese sentido ya estaban preparadas. Pero justo en ese momento la prensa destapó que Henry Ford II tenía una relación con una amante italiana –que después se convertiría en su esposa– y la compañía decidió evitar cualquier referencia a Italia. Los otros nombres propuestos fueron Puma y Cougar, pero finalmente se optó por el de Mustang. A pesar de lo que se cree e incluso del logotipo, el nombre no es un homenaje al caballo de las praderas sino al avión de combate P-51 que combatió en la Segunda Guerra Mundial. El propio Lee Iacocca confirmó este extremo en varias ocasiones.

Un caballo que viene y va

Ford no podía utilizar ninguna imagen o referencia visual al referido caza de combate pues los derechos pertenecían al fabricante (North American, además, estaba asociada con Rolls-Royce), así que utilizar el logo del caballo estuvo claro desde el primer instante. Pero al diseñador Phillip T. Clark, al que se considera autor del dibujo, aquello le supuso un grave dilema: ¿el caballo debía mirar a la derecha o a la izquierda? Algunos de sus colaboradores defendían que debía ser a la derecha pues era como se veía a los caballos correr en los hipódromos. Otros que a la izquierda, pues así se representaba que el caballo corría hacía el Salvaje Oeste. Clark, un enamorado de la cultura western, se decantó por esta opción. El logotipo desapareció de los Mustang en 1979 –cuando Ford quiso dar un giro más familiar al modelo– y no fue recuperado hasta 1993.

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El modelo Ford más vendido en un día

Su precio de lanzamiento era de 2.368 dólares –alto pero aún así accesible para el americano medio– y el éxito fue tan inmediato que sorprendió incluso a los responsables de Ford. El Mustang vendió en su primer día en las tiendas nada más y nada menos que 20.000 unidades. Un año después de su lanzamiento había llegado ya a las 420.000 y en 1966 –transcurridos apenas dos años desde su aparición– se alcanzaron el millón de automóviles. Ningún otro modelo de Ford ha superado esas cifras de venta en esos plazos de tiempo y de hecho se trata de un récord que el Mustang mantiene todavía hoy.

El primer Mustang se vendió por error

Hoy en día resultaría impensable, pero el primer Mustang vendido a un cliente particular lo fue dos días antes de su presentación oficial. El concesionario Johnson Ford de Chicago no había recibido instrucciones concretas de esperar y ante la oferta de una joven maestra de 22 años, llamada Gail Wise, la tienda decidió venderle el coche sin dar más explicaciones. La señora Wise, por cierto, sigue siendo la orgullosa propietaria del primer Mustang vendido de la historia y no quiere deshacerse de su joya bajo ningún concepto, pese a que le han ofrecido 400.000 dólares por él. También la unidad nº1 –tradicionalmente reservada para las colecciones de las propias marcas– fue vendida por equivocación a un piloto de avión canadiense, Stanley Tucker. Al enterarse de ello, la compañía Ford se lo recompró y se comprometió a entregarle el Mustang número 1.000.001… cosa que, efectivamente, hizo. El coche nº1 puede contemplarse ahora en el Museo Ford de Dearborn.

Toda una estrella de cine

El Mustang es también el coche que más veces ha aparecido en películas o series de televisión, más de 3.000. De hecho Ford mantiene un departamento que gestiona únicamente la presencia mediática en las pantallas de su modelo estrella. Su debut cinematográfico fue en el film de James Bond Goldfinger, con la actriz Tania Mallet recorriendo a toda velocidad el Furka Pass suizo al volante de un Mustang blanco. Pero, sin duda, la aparición más recordada de todas es la que tiene lugar en Bullit, donde Steve McQueen protagoniza una de las mejores escenas de persecución de la historia del cine con un 390 GT. En 2008, 40 años después del estreno de la película, Ford lanzó una nueva versión Bullit del modelo. El Mustang original de la película, que se creía perdido, apareció el año pasado en un desguace de Baja California (México). Este mismo año, la marca lanzó una nueva versión especial Bullit.

Pudo haber un Mustang europeo

En 1965 Ford aún no tenía demasiado definida su estrategia comercial para Europa pero el éxito del Mustang y la prometedora situación del mercado automovilístico del Viejo Continente le llevó a pensar que podría competir en el segmento de los deportivos con un Mustang a gusto europeo. El proyecto fue encargado al mismísmo Nuccio Bertone, al cual se le proporcionaron un bastidor completo y un motor V8 de 273 CV de potencia. El diseñador puso todo aquello en manos de su más prometedor talento, Giorgetto Giugiaro y el resultado fue un magnífico coche que fue exhibido en el Salón de Nueva York de ese mismo año y ganó el trofeo al mejor automóvil del evento. El Mustang Bertone era más lujoso, más acristalado, más bajo y más ligero que el original… aunque también demasiado caro y demasiado glotón para los estándares de Europa y no fue llevado a la serie.

Un Mustang en el Empire State

Todo en la historia de este modelo o es único o se explica en números de récord. Ahí va otro más: el Ford Mustang es el único coche que ha aparcado en lo más alto del Empire State Building de Nueva York… ¡dos veces! En 1965, como promoción del modelo, un Mustang fue cortado en seis piezas, subido hasta el piso 86 del célebre rascacielos neoyorquino por los ascensores destinados al público y vuelto a ensamblar. En 2015, conmemorando el 50 aniversario del modelo, se repitió la hazaña… y también en esta ocasión el Mustang fue cortado en tres trozos y subido hasta el mismo emplazamiento por los mismos ascensores. Los empleados de Ford tardaron solamente tres horas en volverlo a soldar y dejarlo en perfecto estado de exhibición.

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Un Mustang, desmontado en el Empire State Building.

El Mustang más potente de la historia

La versión más potente fabricada jamás del Mustang vio la luz en abril de 2012 y se trataba de la Shelby Mustang 1000. Nacido de las manos del mismísimo Carrol Shelby –casi una obra póstuma, pues el legendario diseñador fallecía un mes después de ponerlo en la calle–, estaba disponible en dos niveles de potencia diferentes: más de 1.100 CV para el modelo de carreras y solo 950 CV para la versión de calle. Mucho habían cambiado las cosas desde los modestos 164 CV del V8 del primer modelo.

Mustang es un nombre de origen español

Como es sabido, fueron los conquistadores españoles quienes introdujeron el caballo en el Nuevo Continente. La mayoría de equinos que llegaron a América en el siglo XV eran caballos más o menos nobles provenientes de las marismas de Doñana, ejemplares a los que se denominaba también caballos mesteños, pues así era como se llamaba, en general, a todo el ganado que deambulaba libre. Los nativos acabaron haciendo suya también esa palabra para definir a los caballos que galopaban a sus anchas por las praderas… aunque la derivaron a ‘mestengo’. De ahí a Mustang solo había un paso…

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