Se ha hablado largo y tendido del significado de diferentes objetos que aparecen encima de los techos de los coches. Por ejemplo, botellas de agua o patos de goma… Cada uno de estos útiles da una respuesta diferente a la pregunta que encabeza estas líneas.
Precisamente eso ha sido lo más leído del mes: el significado de un libro en el techo. Una moda surgida en Italia que, aunque hasta ahora no ha llegado España (o por lo menos no hay registro de ello), ha llamado la atención de los lectores de EL MOTOR.
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Un libro en el techo
Muchos medios italianos recogieron la noticia. Una mujer salía del supermercado con la compra a las afueras de Milán y, al ir a recoger su coche del aparcamiento, se encontró un paquete envuelto sobre el techo con una nota.
El texto decía: “Hola, este libro es para ti. Me encanta leer y odio tirar los libros, pero mi casa es pequeña, así que he decidido despedirme de ellos así. Si no lo quieres, por favor no lo tires. Déjalo en un banco, en un coche o en un bus urbano. Quizás alguien lo esté esperando. ¡Buena lectura!”.
Un pato de goma
Un pato de goma también es otro elemento que se deja en los techos de los coches. Fue en plena pandemia cuando una mujer vio aparcado un Jeep Wrangler y decidió dejar a su propietario un pequeño recuerdo. Momentos antes había tenido una discusión con otro conductor en un estacionamiento, por lo que decidió revertir el mal día con un bonito gesto.
La mujer tenía una bolsa con pequeñitos patos de goma y dejó uno en el coche con un mensaje: Cool Jeep. Lo dejó en la puerta del vehículo y luego decidió fotografiarlo para recordar el detalle. Desde ahí, se ha hecho una costumbre popular.
Una botella de agua
A los libros y a los patos de goma se suma este objeto. Cuando una persona coloca una botella encima del techo de su coche en Argentina, está diciendo a los demás usuarios de la vía que ese vehículo está en venta.
Esta práctica hace años que se institucionalizó. Según cuentas los registros, en la década de 1940, la Dirección General Impositiva (DGI), Organismo encargado de la aplicación, percepción, recaudación y fiscalización de impuestos nacionales en la República Argentina, cobraba un tributo por la venta de coches usados. De ahí que el “ingenio popular” buscó un código visual para evadirlo.
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