La tercera generación del Porsche Cayenne ya se presentó hace unas semanas, pero todavía faltaba por conocer la guinda del pastel, su variante más deportiva: el Cayenne Turbo. Se ha mostrado en el Salón de Fráncfort y, aunque estéticamente los cambios son pequeños, como en el modelo base, si que llega con alguna que otra sorpresa en el apartado mecánico.
Puede que cueste distinguirlo, pero hay detalles que le otorgan una imagen diferenciada: el frontal es específico, los pasos de rueda se han ensanchado, calza llantas de 21 pulgadas y en la zaga monta dos salidas de escape dobles. Conviene mantener la atención en la trasera pues incluye una de las principales novedades: el alerón es activo, lo que significa que varía su posición para optimizar la aerodinámica y además actúa como aerofreno para detener el SUV más rápido.
No es sino una de las muchas soluciones con las que cuenta el Cayenne Turbo para ofrecer un mejor comportamiento dinámico. La lista es larga: los frenos de alto rendimiento tienen una capa de carburo de tungsteno para mejorar su eficacia (opcionalmente pueden ser carbocerámicos), la suspensión es neumática adaptativa, cuenta con el Porsche Torque Vectoring Plus y, de manera opcional, el eje trasero direccional hace que sea más ágil y estable.
Pero todo esto… ¿para domar qué? Un motor 4.0 V8 biturbo que entrega 550 CV y 770 Nm de par, lo que suponen 30 CV y 20 Nm más que su predecesor. Combinado con la caja de cambios Tiptronic S de ocho marchas y con la tracción integral, pasa de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos y alcanza los 286 km/h. Además, para los que necesiten más, con el paquete Sport Chrono rebaja el tiempo de la aceleración hasta los 3,8 segundos.
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