De Nuvolari a Schumacher: hasta nueve millones por los coches de los ídolos

El estado del vehículo y la exclusividad son importantes, pero lo que prima es su historia, quién lo condujo y qué epopeyas protagonizó.

Subastas coches clasicos

El Porsche 959 con el que compitió René Metge el París-Dakar de 1985.

La pasión por los coches de carreras ha forjado grandes operaciones en el mercado de los clásicos. En los últimos 20 años célebres coches que han competido en la Fórmula 1, en circuitos como Le Mans, o de afamados campeones de rallies han atraído a muchos coleccionistas.

Desde coches de preguerra, sobre todo italianos (Alfa Romeo y Maserati) y británicos (Lagonda y Bentley), pasando por los legendarios años de las carreras desde los cincuenta hasta los setenta (donde las subastas estuvieron dominadas por la demanda de modelos de Ferrari), hasta los monoplazas conducidos por grandes pilotos como Niki Lauda y Michael Schumacher (por cierto, también Ferrari), el interés por hacerse con el mejor ejemplar nunca ha decaído.

Este segmento del mercado se rige sobre todo por el pedigrí del coche. Por supuesto que el estado del vehículo, la originalidad, la exclusividad y la documentación que lo avala son importantes, pero aquí lo que prima es su historia. ¿Quién lo condujo? ¿En qué circuitos participó? ¿Cuán victorioso fue o qué epopeya protagonizó? Las respuestas a todas estas preguntas son las que determinarán, al fin y al cabo, el precio.

Un ejemplo de esto fue la subasta hace siete años de un Alfa Romeo 8C-35 de 1935 que alcanzó los 9,4 millones de euros. Lo tenía todo para valer eso: había sido conducido nada menos que por el legendario Tazio Nuvolari, uno de los pilotos de carreras más intrépidos de todos los tiempos. Como estrella del equipo Scuderia Ferrari Alfa Romeo, Nuvolari lideró la pugna del equipo italiano contra los flechas plateadas alemanes de Mercedes-Benz y Auto Union. Este coche, aparte de participar en varios grandes premios, fue con el que Nuvolari ganó la Coppa Ciano de 1936, una competición automovilística italiana que se celebró de 1921 a 1939.

Alfa Romeo 8C-35.

A lo largo del ultimo cuarto de siglo fueron muchos los coches de competición que dieron el campanazo en el mercado de los clásicos. En 2013, la casa Bonhams subastó en Reino Unido un Mercedes Benz W196R de 1954, el único de este tipo que permanecía en manos privadas, y el martillo se bajó por 29,6 millones de dólares. El coche había sido conducido por Juan Manuel Fangio y con él había ganado el Campeonato del Mundo de Pilotos de Fórmula 1 de 1954, uno de los cinco del palmarés del afamado piloto argentino.

El modelo W196R marcó el regreso triunfal de Mercedes-Benz a los grandes premios tras 15 años y arrasó con todo, lo que permitió a Fangio ganar el campeonato en 1954 y 1955. La combinación del modelo y su piloto fue lo que claramente disparó su cotización.

El ‘cavallino’ manda

Los bólidos de la Fórmula 1 siempre son anhelados por los amantes de la velocidad. Pasa el tiempo y su interés no decae, sobre todo los de la escudería del cavallino rampante, la más antigua y de mayor tradición del circuito. En 2019 salió a subasta en California el bólido con el que Niki Lauda obtuvo su primer título mundial en 1975.

Apenas tres meses después de que el piloto falleciera, el Ferrari 312T con el que austríaco mantuvo históricos duelos con el británico James Hunt, se vendió por seis millones de dólares. El chasis 022, certificado por la marca, llegó a usarse en cinco carreras durante la temporada del 75, obteniendo la pole en todas ellas y ganando en el Gran Premio de Francia, además de dos podios en Holanda y Alemania.

En las últimas dos temporadas de subastas otros dos bólidos se ubicaron entre los diez más cotizados. Ambos Ferrari y ambos conducidos por el siete veces campeón del mundo de F1, Michael Schumacher. En noviembre de 2017, Sotheby’s ofertó en Nueva York el F2001 con el que el piloto alemán ganó su segundo mundial con la scuderia italiana.

Era la primera vez que un bólido aparecía en el mismo catálogo en el que se ofertaban cuadros de Mark Rothko, Jean-Michel Basquiat o Andy Warhol. Con ese chasis 211, Schumacher se alzó con el campeonato el 19 de agosto de 2001 en el Gran Premio de Hungría.

En 2019, en la subasta organizada también por Sotheby’s en paralelo con el Gran Premio de F1 de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), se vendió el F2002 (chasis 219) con el que Schumacher conquistó los circuitos de San Marino, Austria y Francia en el segundo año del nuevo milenio. El coche, que estaba en manos de un coleccionista japonés, se vendió por más de 6,6 millones.

Tanto el F2001 como el F2002 se traspasaron en perfecto funcionamiento y sus dueños ya son miembros del Ferrari Corse Clienti, la división que la casa italiana creó en 2003 para dar un servicio completo y personalizado a los propietarios de sus monoplazas de competición.

El Ferrari F2002 de Michael Schumacher

Ferrari vende los coches de su escudería de Fórmula 1 dos años después de haber competido, el tiempo necesario para que los avances tecnológicos ya no tengan que permanecer en secreto. F1 Corse se ocupa del mantenimiento, la restauración, la reparación de los vehículos, y organiza carreras donde poder conducir los vehículos o reservan citas personales en pistas de todo el mundo.

La F1 despierta profundas pasiones, que duda cabe, pero también las carreras de Gran Turismo (GT) y prototipos sport, como las del mítico circuito de Le Mans, vuelven locos a los coleccionistas. La temporada pasada un Ferrari 550 Maranello GT1 fue subastado por 4,3 millones de dólares. Tenía un gran pedigrí: ganador del campeonato de la FIA GT de 2004, segundo en 2003 y tercero en el campeonato italiano de GT de 2005. En 2004 también se impuso en las 24 horas del circuito belga de Spa.

Ferrari 550 Maranello GT1.

La historia cotiza al alza

A la categoría GT también pertenecen los dos coches mejor cotizados hasta hoy en la ronda internacional de subastas: nada menos que dos Ferrari GTO de 1962. Uno se vendió en 2014 por 38,1 millones de dólares y el otro en 2018 por 48,4 millones.

El primero, con chasis y motor número 3.851, fue estrenado por el piloto francés Jo Schlesser en competición y formaba parte de la colección privada Maranello Rosso, con sede en San Marino. El segundo, número 3.412, fue el tercer Ferrari 250 GTO de un total de 36 unidades producidas y una de las cuatro mejoradas por el carrocero Sergio Scaglietti. Además, ostenta títulos como el Campeonato Italiano Gran Turismo de 1962 con el piloto Edoardo Lualdi-Gabardi al volante e importantes victorias en su categoría en la Targa Florio de 1963 y 1964.

Otros modelos como los Ford GT de los sesenta (célebres por su victoria en Le Mans ‘66), y sus contemporáneos Jaguar C y E-Type o Cobra Daytona Coupé, también son muy deseados por los coleccionistas. Porsche no se queda atrás con los modelos 917K o 956 y es la única marca que ha colocado un coche de rally entre los cinco más cotizados en subastas: el 959 con el que compitió René Metge en el Rally París-Dakar de 1985, que se vendió por casi seis millones en 2018.

Ford GT40 MKII, tercero en LeMans 66.

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