SsangYong ha querido desmarcarse en cierto sentido de la tendencia general del mercado con la cuarta generación del Rexton. Su filosofía es la de un SUV en términos de diseño, confort, equipamiento y seguridad; sin embargo, va un paso más allá al revelarse como un arma muy efectiva fuera del asfalto, con unas aptitudes camperas poco frecuentes en este segmento de moda.
El Rexton se lanzó en 2001 y en España se han vendido desde entonces 19.000 unidades. Ahora la marca coreana se muestra más ambiciosa y su optimismo no es gratuito. Un modelo renovado por completo y mucho más convincente en todos los sentidos, empezando porque puede llegar allí donde algunos de sus rivales no son capaces. Y todo con unos precios que, sin ser ya tan bajos como era habitual en las marcas coreanas, sí se muestran muy competitivos: de 27.500 a 44.900 euros, incluyendo el descuento promocional de 2.000 euros para su lanzamiento en el mercado nacional.
La innovación se aprecia desde el primer golpe de vista, puesto que su estética cambia por completo y sin duda a mejor. Es un coche más moderno y atractivo, su carrocería de 4,85 metros de longitud (9 centímetros más que la anterior) se alinea con las últimas creaciones de la marca con un estilo actual y de personalidad bien definida. Su tamaño propicia un espacio generoso para los ocupantes, incluyendo dos plazas auxiliares en el maletero en los niveles de equipamiento superiores, y un espacio de carga que oscila entre los 641 y los 1.806 litros, más que suficiente para satisfacer las necesidades de una utilización familiar.
Otro avance evidente del nuevo Rexton es su calidad general y su completo equipamiento. Materiales de buen nivel en los acabados y elementos de confort, seguridad y conectividad que hasta hace no demasiado parecían impensables en SsangYong. Se trata, por tanto, de un producto competitivo en este sentido, especialmente si se relaciona esta cualidad con su precio: difícil encontrar en igualdad otras opciones dotadas con tantos detalles valiosos en cualquiera de los tres niveles disponibles: Line, Premium y Limited.
El motor es una evolución del ya conocido 2,2 litros diésel, dotado de un turbo de geometría variable que entrega una potencia de 181 CV, que son tres más que en la versión precedente. Se combina con una caja de cambios manual de seis relaciones o la automática por convertidor de par de siete relaciones, mientras que el cliente podrá elegir entre la tracción a las dos ruedas posteriores o la integral acoplable a las cuatro, en este caso con reductoras.
Y es que el Rexton no renuncia en absoluto a sus ambiciones como coche de campo, pese al evidente proceso de sofisticación general al que se ha sometido con éxito. Lo confirma su propia estructura, que es la ideal para un 4×4 genuino: un chasis de largueros y travesaños al que se ancla la carrocería con diez puntos de fijación. Si a ello se suman una suspensiones de largo recorrido, incluyendo un eje trasero multibrazo independiente, unos ángulos de ataque bastante ventajosos y las posibilidades de la transmisión total se llega a un resultado más que satisfactorio en la utilización off-road.
El nuevo Rexton es un modelo que cubre un espacio del mercado poco atendido en estos momentos, el de los SUV cualificados para una utilización real más allá del asfalto. Sin defraudar en ningún momento en carretera, está más cerca del planteamiento de un Mitsubishi Montero o un Toyota Land Cruiser que de lo que pretende un Hyundai Santa Fe o un Skoda Kodiaq, por mencionar algunos ejemplos. SsangYong piensa que existen clientes para este tipo de vehículos y se lanza a su conquista con una propuesta que puede satisfacer a muchos, especialmente por esa tarifa de precios tan equilibrada. En este contexto, el importado para España ha previsto por primera vez una gama específica para flotas, con equipamiento diferente (incluyendo el eje rígido posterior para una mayor robustez en tareas de carga) y unos precios que arrancan, siempre en versiones 4×4, en los 36.000 euros.
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