Para encontrar aparcamiento basta con que sepas dividir

Matemáticas sencillas y otros trucos para estacionar el coche sin dar mil vueltas por el barrio.

encontrar aparcamiento

Encontrar una plaza para el coche es cuestión de suerte... y habilidad.

Pocas cosas hay que nos hagan más felices que encontrar aparcamiento después de dar veinte vueltas por el barrio. Dar con un hueco para el coche a veces resulta un verdadero calvario, pero hay algunas tácticas que pueden funcionar para terminar antes con la tarea.

La tecnología nos ha descubierto nuevas formas de encontrar aparcamiento. Tenemos las aplicaciones móviles con las que avisar de que dejas un sitio libre, o los sensores de ocupación de plazas instalados en las calles. Es el caso del Ayuntamiento de Santander, pionero en este sistema y que ahora imitan otras ciudades. Pero muchas de estas soluciones aún son inmaduras, por lo que aquí vamos a tratar solamente la parte analógica de buscar plaza. A ver qué tal se nos da.

GARAJES SUBTERRÁNEOS
La opción más rápida para aparcar, no nos engañemos, es buscar un parking subterráneo y pagar. Si tenemos la opción, claro está, ya que en ocasiones no hay ninguno cercano en la zona que vistamos.

Si te diriges directamente a uno de ellos, reduces el consumo de combustible porque circulas menos en velocidades cortas, que es como más gastan los coches. Lo ideal es que las administraciones consiguieran que esta opción fuera más barata que la de los servicios de estacionamiento regulado en superficie. Incluso podrían hacerlo obligatorio, porque así también se reduce la contaminación en la urbe.

PLANIFICACIÓN
Si tienes que acudir a una zona que no conoces es bueno que dediques unos minutos previos a explorar las posibilidades de aparcamiento. En primer lugar, porque igual es mayoritariamente peatonal y te llevas la sorpresa de que no puedes estacionar en ningún sitio.

En segundo lugar, porque puedes estudiar las calles donde es posible que pasen menos coches y sea más fácil encontrar sitio. Para esto te puede ayudar Google Street View con un paseo virtual por la zona. Las calles estrechas o menos principales suelen ser rechazadas por la mayoría de los conductores, así que a por ellas.

AZUL O VERDE O NARANJA
El gran dilema. El color varía en función de las ciudades, pero en las zonas de aparcamiento de pago siempre hay plazas con tarifas más bajas. Las más baratas siempre están más llenas y, como se puede aparcar por más tiempo, la probabilidad de que se queden libres disminuye.

Si elegimos aparcar en zona más cara, es posible que tengamos más posibilidades de encontrar sitio antes; aunque paguemos más, a veces compensa. Eso sí, siempre que sea durante una jornada laboral habitual; de lo contrario, nos encontraremos las plazas llenas con los coches de los residentes.

PRACTICAR LAS MATEMÁTICAS
En este caso para averiguar si es mejor buscar sitio dando vueltas o quedándonos parados. El matemático Joe Pagano descubrió que si en un centro comercial permanecemos parados en una zona donde podamos ver 20 coches, no deberían pasar más de nueve minutos hasta que alguno de ellos saliera.

Este cálculo se basa en la estadística de que la gente permanece en estos centros una media de 180 minutos (tres horas), que divididos por 20 coches nos da los nueve minutos. Efectivamente, si nuestra vista alcanza 25 o 30 coches, el tiempo se reduce a siete y seis, minutos respectivamente. Las matemáticas no fallan para encontrar aparcamiento, aunque puede que la estadística tenga algún margen de error.

ESTADÍSTICA: AUMENTAR LAS PROBABILIDADES
Ya sabes que esto de aparcar es una cuestión de probabilidades en la que, por desagracia, intervienen demasiadas variables: que haya un acto multitudinario, que sea fin de mes y la gente no mueva el coche para no gastar, que sea un lugar con una alta densidad de población, que no llueva… Por eso debemos intentar buscar el aumento de las probabilidades.

Una buena forma es girar primero dos veces consecutivas hacia la derecha para buscar sitio en ese lado y después girar hacia la izquierda otras dos. Podemos repetir este proceso hasta que, por estadística, encontremos sitio.

ECHARLE CARA DURA
Aparcar la moto en una plaza de automóvil para guardar el sitio o poner el coche en medio de dos plazas para dejar sitio a tu pareja cuando venga de trabajar, ¿está feo o es mera cuestión de supervivencia? A juzgar por cómo se pierden los nervios cuando llevas media hora intentando aparcar, podríamos decir que todo vale antes de sufrir un infarto.

Desde luego, algunas cosas que hacemos para procurarnos un estacionamiento son de lo más friki: perseguir a alguien que sale con bolsas por todo el aparcamiento del supermercado; preguntar a alguien que está descargando maletas si se va (aunque sabemos perfectamente que acaba de aparcar); meter el coche en la acera para aparcar en un solar al que al parecer no le afectan los parquímetros; mandar a la suegra, o peor aún al niño, a un hueco libre para que no te lo quiten mientras das la vuelta para ocuparlo. Pero si hay alguna que se lleva la palma es la invención de una plaza de parking con atrezo incluido, como en el siguiente vídeo.

APARCA Y VÁMONOS
Otro remedio es utilizar los llamados aparcamientos disuasorios, sobre todo si te diriges al centro de la ciudad donde el tráfico es caótico y las posibilidades de aparcar muy reducidas. Este tipo de aparcamientos se encuentran en las entradas de las grandes urbes o cerca de las estaciones de transportes más concurridas, desde donde enlazar cómodamente con el centro.

Si te fijas, es casi como encontrar aparcamiento en la puerta porque reduce el tiempo de llegada (atasco + buscar sitio) y contribuye al cuidado del medio ambiente.

LAS FÓRMULAS MÁGICAS
Si todo lo demás falla, solo nos queda encomendarnos al santo Job, por aquello de la paciencia, e invocar a algún santo con influencia en el mundo de la automoción. San Cristóbal o San Agapito, para el cual hay incluso un ritual popular con rima incluida: juntar los dedos corazón, índice y pulgar y pronunciar el conjuro: “San Agapito, San Agapito, encuéntrame un buen sitio rapidito”.

Por otra parte hay gente que asegura que ha podido encontrar aparcamiento gracias a la práctica del Reiki, una práctica meditativa por la cual se canaliza la energía universal para crear cierta armonía con el entorno. En este caso entre el coche y la plaza del aparcamiento.

Efectivamente todo esto suena absurdo o increíble, pero cuando llevas 40 minutos buscando donde aparcar terminas intentando cualquier cosa.

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