Los semáforos son señales luminosas que regulan la circulación de vehículos, bicicletas y peatones. Con sus tres pantallas y sus tres colores (verde, rojo y ámbar) indican quién puede seguir con su marcha y quién debe detenerse. Las cosas se complican cuando pasan de indicar tres órdenes a mostrar hasta 16.
Hace unos días, Barcelona inauguraba un nuevo carril bici situado en la ronda Sant Pere: concretamente el que va desde la calle Girona hasta la plaza Urquinaona. Aunque el ayuntamiento de la Ciudad Condal había asegurado que, en la medida de lo posible, los iba a eliminar por temas de seguridad, se trata de un tramo bidireccional.
La polémica, sin embargo, no reside ahí: está en uno de los sistemas empleados para regular el tráfico de bicicletas. Se trata de un semáforo ubicado en el cruce de la ronda Sant Pere y la calle Méndez Núñez. Cuando llegan a este punto, los ciclistas tienen tres opciones: seguir recto, girar a la derecha o hacerlo a la izquierda.
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Maniobras que deben llevar a cabo siguiendo las instrucciones tradicionales de un semáforo: verde para circular, rojo para detener la marcha y ámbar para ceder el paso. En las indicaciones para los ciclistas, este tono indica que se puede circular, aunque la prioridad es del peatón que está cruzando por el paso de cebra.
Dos señales en el mismo punto
El problema es que el nuevo semáforo comparte ubicación con otro que regula la circulación de los ciclistas que se mueven por la calle perpendicular. Razón por la que ambas señales verticales suman 16 pantallas y, dependiendo de la ubicación de la bicicleta, es complicado saber qué orden seguir.
Cada semáforo tiene ocho pantallas: tres en la fila superior que, con flechas, indican las direcciones, otros tres en la del medio y dos más en la inferior en las que aparece el icono de una bicicleta. Estas cinco luces son las que se tiñen de verde, rojo o ámbar. Es decir, en total hay seis direcciones y diez órdenes.
El semáforo cumple la normativa
La conjunción de ambos semáforos ha generado todo tipo de reacciones, sobre todo en redes sociales. El Ayuntamiento de Barcelona ha explicado que con su instalación pretenden que la circulación sea más ligera y que sólo hay que prestar un poco más de atención cuando se llega hasta él.
El consistorio ha asegurado a La Vanguardia, además, que, como todos los que se instalan en la ciudad, el semáforo cumple la normativa. Sin embargo, el manual que rige el diseño de los carriles bici recomienda que se instalen únicamente los semáforos y señales que sean necesarios y que su presencia sea mínima.
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