Con el estreno de la sexta generación del Volkswagen Polo llega también su variante más deportiva, el VW Polo GTI. Es siempre una buena noticia teniendo en cuenta que la marca ha confirmado que no creará más modelos con las legendarias siglas además del mencionado Polo, del Golf y del pequeño Up!.
Cuenta con numerosos detalles identificativos, empezando por el listón rojo que cruza la parrilla delantera y se introduce en los grupos ópticos. El paragolpes es específico, con una trama de panal de abeja que se alarga hasta envolver los faros antiniebla; los laterales incorporan un faldón lateral, los pasos de rueda está más marcados, el techo termina en un compacto alerón y el difusor trasero repite la rejilla hexagonal, además de alojar la salida de escape doble cromada a la izquierda. Las llantas de 17 pulgadas son exclusivas de esta variante.
En el interior los asientos deportivos lucen la característica tapicería Clark, con fondo negro y entramado a cuadros con líneas rojas y blancas. Dicha combinación cromática se repite en todo el habitáculo, con el volante de cuero achatado en su parte inferior, costuras de contraste y molduras de aluminio en salpicadero y puertas.
Pero centrémonos en lo que importa en un GTI: la potencia. Volkswagen ha reemplazado el motor 1.8 TSI de 192 CV de la generación previa por un bloque 2.0 TSI que llega hasta los 200 CV. Podrá ir asociado tanto a una caja de cambios manual de seis velocidades como a una automática DSG de siete, y siempre con tracción delantera. VW todavía no ha desvelado sus prestaciones, pero deberían ser ligeramente mejores que las de su predecesor, que hacía el 0-100 km/h en 6,7 segundos y marcaba una velocidad punta de 236 km/h.
De su puesta a punto solo se ha revelado una suspensión deportiva rebajada 15 milímetros que entra dentro del denominado ‘Chasis Sport Select’. Es de esperar que este incluya mejoras como una dirección más directa, frenos de mayor tamaño o refuerzos en el chasis.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.