Antes que nada: sí, está mal. Aunque parece que es una carretera en al que solo están ellos, es un peligro público y supone jugarse la vida (la propia y la de los demás) a lo tonto. No hay que hacerlo y sus protagonistas se merecen cualquier tipo de calificación y seguramente no buena. Pero lo que no se puede negar es que es una demostración de habilidad que, según parece, es bastante común en aquellos lares. Hay a quién le cuesta cambiar una rueda cuando pincha, esta gente va sobrada.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, Twitter o Instagram