Los coches eléctricos llevan suficientemente tiempo a la venta como para que ya haya unidades disponibles en el mercado de segunda mano. Su presencia aumenta de manera paulatina, pero se enfrentan a un problema que parece difícil de solucionar: muy pocos compradores muestran interés en ellos, principalmente porque su precio es elevado.
Según datos del informe Electricar VO, llevado a cabo por la Asociación Nacional de Vendedores y Reparadores de Vehículos (GANVAM) y coches.net, tras el primer semestre de 2025 el precio medio de los eléctricos de ocasión se ha situado en 30.943 euros, un 12% menos que durante el mismo periodo el año pasado.
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Otros apuntes positivos son que las ventas de coches eléctricos de segunda mano de entre uno y tres años de antigüedad crecieron un 65,5%, suponiendo el 33% de las ventas, y que la oferta ha crecido un 14,4%, lo que contribuye a que los precios desciendan.
Sin embargo, solo el 18% de los encuestados admite plantearse adquirir un coche eléctrico de segunda mano, algo de lo que es principalmente responsable el precio. El presupuesto medio del comprador se encuentra en los 23.330 euros, lo que supone una diferencia de casi 7.000 euros con el precio medio, un salto insalvable que hace que muchos de ellos se decanten por otras tecnologías.
Ayudas para los coches eléctricos de segunda mano
Desde el estudio señalan que “medidas como las zonas de bajas emisiones están teniendo un impacto limitado en la decisión de compra porque, en la práctica, son regresivas y penalizan a las rentas más bajas. No basta con prohibir circular los coches más antiguos y contaminantes. Lo coherente es facilitar las condiciones para convertir la movilidad cero emisiones en una opción asequible”.
Así, la solución debería pasar por “planes de incentivo eficaces en los que además de llevarse el descuento en factura, se incluya el apoyo al usado eléctrico de hasta, como mínimo, 36 meses, y que pueda costar un 50% menos que uno nuevo. Al incluir estos modelos en los planes, se dinamizarían las ventas, se aceleraría la consecución de objetivos y se garantizaría una transición justa en términos económicos y sociales”.
Sin embargo, resulta también llamativo que el 47% de los conductores afirme que las ayudas actuales no influyen en su decisión de compra y que el 20% ni siquiera sepa que existen. También choca que, en contra de la creencia establecida, el 41% de los encuestados señale que el hecho de que un coche tenga la etiqueta ECO o CERO no es determinante en su decisión de compra, que el factor decisivo es el precio.
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