Desde la Unión Europea se marcó el camino a seguir por la industria el motor: en 2035 se prohibirá la venta de cualquier coche que no sea 100% eléctrico. Sin embargo, una cosa es la teoría y otra es la realidad, y los mercados son tozudos: 2024 está siendo un año de caída generalizada de las ventas de modelos de cero emisiones.
Son varios los fabricantes que en los últimos meses han anunciado modificaciones o retrasos en sus planes de transición a marcas exclusivamente eléctricas: Ford, Mercedes o Audi, entre otras.
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La mayoría lo justifican señalando que los mercados no están suficientemente maduros, que no hay una aceptación suficiente y apuntan a que una tecnología como la de los coches híbridos enchufables jugará un papel clave en esta época de transición.
Mirando a las cifras que se registran mes tras mes, parece que están en lo cierto.
Las ventas de coches eléctricos en España
Terminado agosto, tras los ocho primeros meses del año se han matriculado en España 37.076 coches eléctricos, que únicamente suponen en 4,60% del mercado. Además, esto hace que sea la segunda tipología de vehículo que menos se vende en el país, solo por detrás de los de gas (GLP y GNC), que suponen el 2,70%.
Su presencia es pequeña, pero lo preocupante es que el dato es incluso peor que el año pasado. En el mismo periodo durante 2023, los EV alcanzaron las 38.091 unidades y eran el 5,02% del mercado.
José López-Tafall, director general de ANFAC, se ha pronunciado respecto a los datos: “Seguimos con una cuota conjunta [entre EV y PHEV] en torno al 10% y con unas entregas mensuales cercanas a las 7.000 unidades, lo que nos hace quedarnos muy lejos los niveles necesarios para cumplir los objetivos del PINIEC. Claramente, los 5,5 millones de vehículos eléctricos previstos por el plan son inalcanzables”.
A nivel europeo la caída también ha sido generalizada, algo que en países como Alemania ha derivado de la decisión del gobierno de finalizar las ayudas estatales a la compra.
En España, sin embargo, ese no puede ser siquiera el motivo, puesto que se aprobó la renovación de los fondos del Plan MOVES III y la continuidad de la deducción fiscal de 3.000 euros hasta final de año, movimiento que al menos a priori debería haber permitido que se invirtiera la tendencia.
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