Desde el comienzo de la nueva era de los coches eléctricos, han sido muchas las compañías tecnológicas que han presentado proyectos más o menos interesantes. Unas cuantas han tenido cierto éxito, otras han acabado fracasando. Y algunas parecían tener una buena base para lograr su objetivo, pero las cosas no han ido según lo esperado, como es el caso de Fisker.
Al contrario que otras compañías, Fisker Automotive tenía un pasado en la industria, pues hace años produjo los modelos Karma y Revero. Así, cuando se anunció su vuelta al mercado apostando por los tan de moda SUV, con el Fisker Ocean, parecía un proyecto prometedor.
Sin embargo, cuando los medios especializados pudieron probar el coche, los análisis del vehículo fueron catastróficos, con multitud de críticas a diversos aspectos. Por ejemplo, algunos sistemas del coche funcionaban a veces sí y a veces no, y otros, como el control de crucero adaptativo, ni siquiera estaban habilitados.
La bancarrota de Fisker
Las malas reseñas tuvieron un impacto muy negativo, con decenas de miles de compradores cancelando sus reservas del modelo, que además ha visto cómo en los últimos meses se ha depreciado de manera considerable.
Todo esto ha llevado a un punto: Fisker está al borde la bancarrota. El fabricante ha admitido su difícil situación, ante la que está trabajando con cuatro posibles inversores para ver si alguno se quiere hacer cargo de la situación para sacar la marca adelante. Sin embargo, su futuro no está asegurado.
De hecho, aunque a nivel global la bancarrota todavía no se ha declarado, sí que ha tenido consecuencias nefastas en algunos países. Según recoge Frandroid, en Francia la compañía ya no da soporte a sus clientes desde el 4 de mayo. No tendrán asistencia en carretera ni cobertura de mantenimiento.
Así, todos los dueños de un Ocean, a partir de ahora, tendrán que cubrir con dinero de su propio bolsillo las reparaciones y averías que sufra el coche. Es más, dado que Fisker va a dejar de estar operativa en terreno francés, es posible que la escasez de piezas de repuesto se convierta en un problema importante, lo que a su vez hará que las unidades se deprecien todavía más.
Aunque por el momento solo se haya confirmado en Francia, a no ser que la situación se solvente pronto, lo normal es que se produzca un efecto en cadena que afecte también a otros mercados.
¿Qué hay del español? En lo que va de 2024 no se ha vendido ni un solo Fisker Ocean en España, pero atendiendo al informe de matriculaciones de 2023 de la patronal de fabricantes ANFAC, el año pasado sí que se comercializó uno. Así, al menos hay un cliente de la compañía que podría quedar a su suerte si se confirma la situación.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.