Las vacaciones de verano son, para mucha gente, sinónimo de viajar en avión. Acudir al aeropuerto es algo que se puede hacer de muchas maneras, pero pocas son tan cómodas como ir en coche. Esto, sin embargo, conlleva ciertas consideraciones a tener en cuenta, siendo la principal el coste que va a tener dejar el coche en el aparcamiento durante un periodo lago de tiempo, pero también hay otros aspectos a los que conviene prestar atención para no encontrarse un desastre a la vuelta.
Uno de ellos es comprobar que no se queda encendida ninguna luz del vehículo, puesto que una semana activa es suficiente como para drenar por completo la batería. Es sencillo ver que los faros delanteros o traseros no están encendidos, pero son las pequeñas luces interiores las que pueden suponer un problema.
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Hay que revisar las que están presentes en el habitáculo, tanto a simple vista como, por ejemplo, las que se activan al dejar abierto una zona de almacenamiento, como puede ser el reposabrazos central o la guantera. Muchos coches tienen pequeñas bombillas para iluminarlas que se activan al abrirlas de manera automática, así que hay que cerciorarse de que están cerradas.
Esto también puede pasar en el maletero. Algunos modelos de automóvil cuentan con luces en ellos que se encienden pulsando un interruptor. Dado que al descargar el coche se está sacando todo tipo de bultos de ahí, es fácil dar al botón sin querer con uno de ellos y que la bombilla se quede encendida sin que nadie se dé cuenta.

Atención a la presión de los neumáticos
Si el coche va a estar parado bastante tiempo en el aparcamiento, puede ser recomendable inflar un poco de más las ruedas. Por una parte, tanto en el trayecto de ida como en el de vuelta el coche va a ir cargado más de lo habitual por todo el equipaje; por otra, durante su estancia los neumáticos van a ir perdiendo presión de manera paulatina, así que es una manera de asegurarse que no se queden por debajo del nivel recomendado a la vuelta.
Por último, hay que comprobar que las ventanillas están completamente subidas y las puertas, el maletero y el techo solar están cerrados. Los aparcamientos de los aeropuertos están vigilados, pero dada la enorme cantidad de coches que aparcan en ellos son un área de actuación para los ladrones, especialmente los ‘parkings’ de larga estancia.
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