Hay gente que conduce porque quiere, pero para la mayoría es una obligación para poder lidiar con su día a día. Ya sea para ir a estudiar o al trabajo son muchos los que dependen de su vehículo privado para desenvolverse en su vida cotidiana, lo que puede ser un arma de doble filo.
Un estudio publicado en ScienceDirect, llamado ‘Does Car Dependence Make People Unsatisfied With Life?’ (¿La dependencia del automóvil hace que las personas se sientan insatisfechas con la vida?) señala que aunque el uso del automóvil tiene muchas consecuencias positivas, depender demasiado de él hace que aumenten los niveles de infelicidad de los conductores.
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Ha sido elaborado por un equipo de la Universidad Estatal de Arizona, entrevistando a 2.155 personas. Según los resultados, más allá de cierto punto el aumento en la dependencia del automóvil produce una disminución en la satisfacción de las personas con la vida.
El punto de no retorno se establece en si durante una semana normal, el individuo necesita usar el coche más del 50% del tiempo para realizar actividades fuera del hogar.
Rababe Saadaoui, experto en planificación urbana de la Universidad Estatal de Arizona y autor principal del estudio, explicaba a The Guardian: “La dependencia del automóvil tiene un efecto umbral: usar un automóvil a veces aumenta la satisfacción con la vida, pero si tienes que conducir mucho más tiempo, la gente comienza a reportar niveles más bajos de felicidad. La dependencia extrema del automóvil tiene un costo, hasta el punto de que las desventajas superan los beneficios”.
Y es que, según datos recientes, se tiende a utilizar el automóvil incluso para viajes cortos que podrían realizarse a pie o en bicicleta, por ejemplo. En Estados Unidos, la mitad de los trayectos que se hacen son para recorrer distancias menores de tres millas, es decir, inferiores a 4,82 kilómetros.
Saadaoui explica: “El estudio no exige que la gente deje de utilizar el coche por completo, pero la solución podría estar en encontrar un equilibrio. Para muchas personas, conducir no es una opción, por lo que es importante diversificar las alternativas”.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.
