La pequeña pieza de cinco euros que puede inutilizar el coche si se estropea

Los automóviles en la actualidad están compuestos por entre 70.000 y 90.000 piezas. Cada una está diseñada para encajar a la perfección dentro del engranaje general del vehículo. Todos esos componentes tienen una labor relevante para su correcto funcionamiento. A medida que la vida útil va llegando a su fin, se deben cambiar para permitir que siga funcionando.

Cada componente cuenta con un ciclo de duración determinado. Dentro de todo el entramado mecánico existen piezas que son tremendamente caras de sustituir, como el turbo, que se sitúa entre los 2.000 y los 5.000 euros de reparación en un taller. Por su parte, la bomba de combustible, se mueve entre los 700 y los 2.000 euros. Mientras que la correa de distribución también puede alcanzar unas cifras similares. Estos rangos de importes dependen de la marca y el modelo del automóvil.

Fuera de la parte mecánica, una de las más importantes es la eléctrica, ya que es la responsable de la alimentación de todos los componentes eléctricos del coche, desde las luces hasta el sistema de infoentretenimiento. Respecto a las reparaciones de este sistema, la centralita electrónica, por ejemplo, es muy cara. Dependiendo del modelo y su acabado, puede ir desde los 200 euros a los 2.500 euros. 

Aunque dentro de este entramado, existen unas pequeñas piezas muy baratas que pueden arruinar el día a cualquier conductor: los relés. Este artículo, que es más grande que un fusible, cuenta con un par de centímetros, tanto de ancho como de alto, y su forma es como de caja con unos pines (conectores) en un número de cuatro o cinco.

¿Qué es son los relés?

La estructura del sistema eléctrico para alguien que no sea un profesional del sector es compleja. Para explicar de manera sencilla el funcionamiento de los relés, se puede decir que son como interruptores de corriente. Es algo así como la llave de la luz en una casa, que activa y desactiva la corriente eléctrica. En este caso, cuando un relé está desactivado, no deja pasar la electricidad y el componente del coche que depende de él no funciona. 

En el polo opuesto, cuando se activa, permite pasar la corriente. Esta viaja a través de un circuito de alta intensidad, permitiendo que los distintos componentes del vehículo funcionen, ya sea el caso del claxon, las luces o el electroventilador. Además, otra de las funciones fundamentales de los relés es la de unir el circuito de alta intensidad antes mencionado con otro de baja intensidad. 

De esta manera, evita que todos los elementos eléctricos estén continuamente demandando energía para evitar una generación y gasto energético muy altos y, a la vez, evitar el sobrecalentamiento de la instalación eléctrica. Los relés, al abrir el paso o cerrarse, permiten que ciertos componentes estén como en estado de hibernación. Solo deja pasar la corriente cuando, por ejemplo, se enciende la radio, se activa un intermitente o las luces de carretera.

¿Cuánto cuesta un relé?

Los relés son muy sencillos de encontrar, ya que, casi siempre, se suelen ubicar en dos zonas muy concretas del coche: en la zona del motor, cerca de la batería, dentro de una caja en la que también se encuentran los fusibles o dentro del habitáculo, por debajo del volante. Aunque no es muy habitual que un relé se estropee, ya que antes suele fundirse el fusible asociado, como en todos los componentes del automóvil, la vida útil es finita.

Esta pequeña pieza cuadrada y de color oscuro, tiene un precio realmente bajo comparado con los elementos mencionados al principio del artículo. Unos cinco o diez euros, dependiendo de la marca y modelo del automóvil, son la diferencia entre que el coche se ponga en marcha o no, si se ha estropeado el relé de arranque.