A día de hoy, cualquier objeto es susceptible de ser robado. Los ladrones ven un botín donde otros ven un objeto cotidiano y es que, a fin de cuentas, todo tiene valor. Como por ejemplo las tapas de las alcantarillas en la calle.
Hace unos días, la Policía Local de Zaragoza detuvo a unos ladrones por haber sustraído una quincena de tapas de alcantarilla de diversas calles. La misma práctica, sin embargo, se ha detectado en otras zonas el país, como Galicia.
La localidad de Mos, en Pontenvedra, también ha sufrido a lo largo de este año robos de alcantarillas. En pocos días desaparecieron medio centar de tapas pluviales, lo que provocó unas pérdidas económicas estimadas de 2.000 euros.
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Pero, ¿por qué roban los ladrones las tapas de las alcantarillas? La respuesta es para revenderlas en las chatarrerías y sitios similares. Estos objetos están hechos de metal, sobre todo de hierro fundido. En la actualidad, por el hierro se pagan hasta 14 céntimos por kilo, llegando a los 24 en algunos desguaces. Teniendo en cuenta que las tapas de alcantarilla no son ‘ligeras’, las ganancias económicas pueden ser interesantes.
Caídas y daños
No obstante, este nuevo negocio de los amigos de lo ajeno afecta gravemente a la seguridad vial. Y es que muchas alcantarillas se encuentran en las carreteras o calzadas, por lo que, al retirar las tapas, la vía queda llena de agujeros.
Los conductores pueden sufrir un accidente con graves consecuencias si se topan de improviso con el hueco que deja el robo de una tapa de alcantarilla. Aquellos que circulen en coche provocarán daños en los neumáticos, la dirección, los amortiguadores y los bajos del coche, como mínimo.
Es peor para aquellos que conducen con una motocicleta, una bici o un patinete eléctrico. Aunque todos los conductores corren el riesgo de sufrir un accidente, estos tres tienen unas altas probabilidades de acabar cayendo al suelo y sufrir lesiones físicas.
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