Además de las distracciones, la velocidad y los excesos de alcohol, también hay siniestros de tráfico por culpa de las carreteras y las calles; su diseño o su mal estado generan riesgo por sí mismos. Así lo sostiene el Informe de seguridad vial Dekra 2024, centrado en el impacto de las infraestructuras, la ciberseguridad y la inteligencia artificial en la transformación de la movilidad. Sus autores sostienen que la rápida evolución de los vehículos y nuevas formas de transporte, como patinetes y bicicletas eléctricas, exige una adaptación urgente de las infraestructuras que no se está produciendo.
El estudio expone algunos datos muy significativos: la mitad de los accidentes en bici están relacionados con problemas en las infraestructuras y el 80% de los motoristas fallecidos en carreteras interurbanas pierden la vida por colisiones con obstáculos. Aún más llamativo resulta que hasta un 37% de las muertes en carreteras secundarias en países como Francia ocurren por impactos contra árboles.
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Como una de las conclusiones principales, el informe subraya que las políticas públicas no logran adaptarse a las necesidades emergentes y que los usuarios de la vía se incomodan unos a otros. Los peatones piden aceras más amplias y seguras; los ciclistas, carriles protegidos del tráfico y de los peatones; los automovilistas, en fin, simplemente fluidez: no quieren ciclistas lentos ni vehículos en doble fila.
A juicio de los autores del estudio, las infraestructuras deberían adaptarse, también, a colectivos como los trabajadores de mensajería, que necesitan puntos de estacionamiento accesibles para las entregas. Asimismo, las personas con discapacidades requieren soluciones específicas, como “sistemas de guiado para quienes tienen deficiencias visuales” y la eliminación de obstáculos como patinetes eléctricos mal aparcados. El informe resalta la “urgencia de diseñar infraestructuras inclusivas” que respondan a estas demandas en constante evolución.
Carreteras conectadas
Con una mirada más larga, el informe Dekra 2024 recuerda que las calles y carreteras deben modernizarse para garantizar la eficacia de los sistemas de conducción automatizada y la interconexión entre vehículos y elementos externos como semáforos y señales. Estas tecnologías resultan fundamentales para “detectar riesgos, prevenir accidentes y fomentar un entorno vial seguro”.
Por la misma razón, la conectividad continua se presenta como “un elemento esencial para integrar a todos los actores viales”, desde conductores hasta peatones y ciclistas, en una red coordinada y segura. El peligro, en ese caso, será virtual: las nuevas infraestructuras exigirán sistemas de ciberseguridad que las protejan de las posibles manipulaciones externas.
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Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).