Cada año, la Dirección General de Tráfico (DGT) recuerda que el cinturón de seguridad es obligatorio para todos los ocupantes del vehículo. No es un simple consejo: la normativa establece sanciones de 200 euros por incumplimiento. La razón es contundente: según estudios internacionales, llevarlo correctamente disminuye en un 80% el riesgo de fallecimiento en caso de accidente.
Sin embargo, la realidad demuestra que no siempre es sencillo cumplir esta norma. Desde 2016, las mujeres embarazadas están obligadas a utilizarlo, una decisión respaldada por investigaciones realizadas en Estados Unidos que concluyen que los beneficios superan cualquier riesgo para el feto. El cinturón salva vidas, también durante la gestación, subrayan los expertos. La recomendación médica es clara: ajustarlo por debajo del abdomen y evitar desplazamientos innecesarios en las últimas semanas.
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Los problemas no se limitan a las gestantes. Las familias con niños pequeños también se enfrentan a desafíos. Aunque los sistemas Isofix, presentes en la mayoría de vehículos modernos, garantizan una sujeción óptima, no todas las sillitas se adaptan bien al cinturón tradicional. En esos casos, algunos recurren a prolongadores para ganar holgura, pero esta práctica genera controversia.
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La normativa europea exige que estos accesorios estén homologados, ya que un fallo en su resistencia podría tener consecuencias fatales. Aun así, los especialistas desaconsejan su uso porque alteran la geometría del sistema de retención diseñado por el fabricante.
Modificaciones del cinturón de seguridad
El mismo criterio se aplica a otros complementos populares, como almohadillas, protectores de hebilla o pinzas para reducir la tensión. Aunque parecen soluciones cómodas, modifican el ajuste del cinturón y retrasan su capacidad de retención en una colisión. Cualquier elemento que cree espacio entre el cuerpo y el cinturón compromete su eficacia, advierten los técnicos de seguridad vial.
La clave está en la correcta colocación: sin holguras, con la banda inferior ajustada a la pelvis y la superior cruzando el hombro. En el caso de los niños, siempre en dispositivos homologados y nunca con accesorios improvisados. Y para los adultos, evitar trucos que puedan poner en riesgo la función para la que fue diseñado el sistema. No utilizarlo o utilizarlo mal supone la retirada de cuatro puntos del carnet.
En definitiva, el cinturón sigue siendo el elemento más eficaz para salvar vidas en carretera, pero su efectividad depende de un uso responsable y sin modificaciones. Las cifras lo confirman: cada vez que alguien decide prescindir de él, multiplica por cinco las probabilidades de morir en un accidente.
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