Conducir es algo que muchas personas hacen a diario, pero, por mucho que estén acostumbradas a ello, no significa necesariamente que sea algo que hacen de manera tranquila o sin estrés. De hecho, según una encuesta llevada a cabo por Stellantis en Reino Unido, prácticamente el 40% de los conductores encuentran que conducir es una actividad estresante.
Concretamente, el 39% de los entrevistados considera estresante ponerse al volante, aunque los motivos por los que lo experimentan así son variados. La mayor fuente de estrés, con un 58%, es la de ser seguido demasiado cerca, algo que produce el miedo de ser impactado por un golpe de alcance. A continuación le sigue, con un 53%, la falta de disciplina de carril por parte de otros conductores, ya que es muy común encontrarse con vehículos que cambian de carril de manera precipitada y, sobre todo, sin utilizar los intermitentes que adelantan la maniobra que se va a llevar a cabo. En tercer lugar están las obras o el tráfico (44%).
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El problema de esto es que el estrés tiene consecuencias negativas en la conducción. De los que lo experimentan, el 35% admite que afecta negativamente a su forma de conducir, haciendo que tomen decisiones más precipitadas, que se distraigan más o que se vuelvan más indecisos.
Es por eso que muchos afirman buscar en sus vehículos características que les ayuden a relajarse. Entre el equipamiento que más ayuda a tal fin destacan los asientos cómodos, imprescindibles para el 63% de los encuestados. Lo siguientes el entretenimiento a bordo (52%), la asistencia de navegación (49%) y contar con una suspensión suave (42%).
¿Qué coches son los más estresantes?
Entrando en los propios coches en sí, no en lo que rodea a la conducción, el 75% de los encuestados, es decir, tres de cada cuatro, señala que, habiendo probado un coche eléctrico, la experiencia le ha parecido menos estresante de lo que es ponerse al volante de un vehículo equipado con un motor de gasolina o diésel.
Aunque no se entra en detalle sobre las causas de esta respuesta, se pueden argumentar varios motivos. Uno de ellos podría ser el silencio en la conducción que es menos ruidosa que en la de un coche térmico, otro el hecho de que todos los eléctricos son automáticos, así que su conducción es más sencilla; y, por último, dado que los modelos de baterías son, en términos generales, más nuevos que la media, están equipados con un mayor número de sistemas de seguridad.
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