Entre las muchas cosas que puede temer un conductor, los atascos ocupan una de la posiciones más altas. Perder tiempo en una fila interminable de vehículos, parado o avanzando con mucha lentitud, es una pesadilla.
Hay veces que los atascos son inevitables, como cuando por ejemplo hay un estrechamiento de los carriles debido a obras en la carretera o a un incidente de tráfico. En estos casos, los conductores alemanes tienen un método infalible para gestionar el embotellamiento con la mayor eficiencia posible.
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Es el método de la cremallera, una técnica muy sencilla de aplicar cuando, por ejemplo, un carril deja de estar habilitado para la circulación. Si el tráfico es intenso, es posible que se creen embotellamientos debido que la mitad de los vehículos en circulación van a tener la necesidad de incorporarse, de golpe, al carril disponible.
El método de la cremallera, explicado
Para no generar atascos, los alemanes ‘hacen cremallera’: por cada vehículo del carril hábil que pasa, se incorpora uno del carril inhabilitado. El movimiento, realizado con la precaución y la velocidad necesarias para evitar colisiones, es constante. Pasa un vehículo de la izquierda, otro de la derecha, y así constantemente, emulando el encaje de los dientes de una cremallera de cualquier prenda de ropa.
De esta manera, aunque se forme algo de fila por la necesidad de reducir la velocidad y circular más lentamente, el método de la cremallera evita que se genere un embotellamiento y que los conductores tengan que permanecer parados.
Eso sí, aunque se confíe en que todos los conductores hagan este movimiento de cremallera, no todos aplican el mismo método, por lo que es importante mantener las precauciones, señalizar la intención de incorporarse al carril y mirar por los retrovisores antes de completar la maniobra: siempre habrá algún conductor impaciente que no espere su turno y quiera ‘colarse’.
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