Cada día cuenta. Si aparece una grieta o muesca de impacto en la luna delantera, conviene repararlo cuanto antes para evitar que vaya a más. Hoy en día existen soluciones que permiten detener con eficacia la evolución de estos desperfectos, al menos, en la mayoría de casos. De no hacerlo, las roturas crecerán y terminarán obligando a reemplazar todo el cristal, una operación que suele tener un coste de como poco 350 o 400 euros.
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Las razones son varias y todas de peso. Para empezar, el cristal delantero es un elemento de visibilidad y, por tanto, de seguridad. La reparación saldrá mucho más económica que la sustitución y, además, el coche tampoco pasará la ITV si el desperfecto se sitúa en el campo visual del conductor.
Asimismo hay que tener en cuenta que en los coches más modernos, el parabrisas no solo es una ventana de visión para el conductor, sino también para los dispositivos de seguridad, como las cámaras y sensores que controlan la distancia y activan, por ejemplo, las frenadas automáticas de emergencia. Y, aparte de que el desperfecto puede afectar a su fiabilidad de funcionamiento, si se cambia la luna es más que probable que haya que recalibrar estos dispositivos de protección.
Un parabrisas con fisuras o roturas experimenta una reducción de su resistencia. La buena noticia, eso sí, es que aunque presente daños su estabilidad estructural está garantizada. Las lunas delanteras de los coches, por su construcción especial, funcionan de una forma similar a los cristales blindados: por agrietadas que estén, están diseñadas para mantenerse de una sola pieza.
Si se tiene que seguir circulando
En caso de sufrir un impacto en el parabrisas, hay que actuar rápidamente: cuanto más tiempo pase o más kilómetros se recorran, más se dañará el cristal. Pero, para evitar pasar por el taller, o hasta que se pueda pedir cita si el daño es irreparable, convienen tratar de detener el avance de la rotura con un kit de reparación.
Los kit de reparación –se venden desde 10 euros– incluyen una resina que impide la expansión del desperfecto. Funcionan si el impacto es circular y no supera los dos centímetros de diámetro (como una moneda de dos euros, aproximadamente), o si es una grieta lineal con una longitud inferior a 20 centímetros. Debe utilizarse lo antes posible, ya que si entra suciedad en la fisura la resina no resulta eficaz. Además, antes de aplicar el producto hay que limpiar el cristal con un producto adecuado y secarlo después.
Si la rotura es mínima, se pueden plantear soluciones más caseras y económicas, como aplicar una capa de pintauñas transparente, una gota de pegamento de contacto o adherir un trozo de cinta adhesiva. Pero estas alternativas son solo parches, y es probable que el daño siga creciendo.
Los cambios bruscos de temperatura provocan dilataciones y harán que la quebradura vaya a peor. Por eso, siempre que se pueda, es mejor aparcar el coche en un garaje interior. Especialmente en verano e invierno, porque los rayos solares intensos o una helada, por ejemplo, terminarán por arruinar el cristal.
Las diferentes roturas, y su solución
Un impacto sobre el parabrisas puede ocasionar cuatro tipos de roturas, que influirán en la posible reparación o sustitución de la luna.
- Ojo de buey: es la más común y se produce cuando una piedra pequeña u otro objeto similar impacta contra el parabrisas y produce una especie de cráter de entre 1 y 2,5 centímetros. Normalmente este tipo de rotura no entraña riesgo de que el cristal se agriete, aunque por su forma, y dependiendo de dónde esté, puede afectar a la visibilidad.
- Ojo de buey con micro fisuras: es similar a la rotura anterior, pero con fisuras alrededor que aparecen tras un impacto de gran intensidad. Si estas tienen forma de estrella, hay riesgo de que se extienda a todo el cristal, por lo que la reparación –o sustitución– de la luna debe hacerse lo antes posible.
- Rotura con grietas: toda la superficie del parabrisas queda dañada y las grietas se extienden a medida que pasa el tiempo y por cualquier motivo –por una variación brusca de la temperatura o por circular en una carretera en mal estado–. En estos casos la reparación del cristal suele ser imposible y es necesario realizar una sustitución.
- Desgaste superficial: es una pequeña marca en el cristal que no suele causar muchos problemas. No obstante, es conveniente observar su evolución.
¿Cubre el seguro la reparación de la luna?
La mayoría de los seguros del coche incluyen la cobertura de rotura de lunas. Incluso las pólizas a terceros –las más básicas– también ofrecen contratar este extra por una pequeña cantidad adicional. En la gran mayoría de casos, dar un parte por una luna rota no afecta a la bonificación de la prima de siniestralidad.
A pesar de que no cuesta reparar un parabrisas dañado, y según un estudio realizado por Fesvial-Fundación para la Seguridad Vial, el 40% de los conductores españoles confiesa haber circulado con una rotura o una grieta en el parabrisas, a pesar de que el 80% sabía que la resistencia de la luna había quedado afectada.
Por otra parte, el 73% de los encuestados declara que llevaría inmediatamente el coche al taller si el parabrisas sufriese un daño; el 50% escogería un centro especializado en reparación y sustitución de lunas.
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