Es importante conocer el significado de todos los gestos que llevan a cabo los agentes de la Guardia Civil porque sus señales tienen prioridad sobre el resto. Entender estas señales permite al conductor responder adecuadamente a estas instrucciones y también evitar sanciones.
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Los agentes que regulan el tráfico desde la calzada utilizan sus brazos para dar instrucciones. Cuando extienden uno o ambos brazos en posición horizontal, los conductores que se aproximen desde la dirección señalada deben parar.
Hay que hacerlo ante una línea de detención o ante el agente, si no existe línea. Si se trata de una intersección, el conductor debe pararse antes de entrar en ella o donde le indique el agente. Así se establece en el artículo 143 del Reglamento General de Circulación (RGC), que regula todos estos gestos.
Otros gestos y el silbato
Si los levantan verticalmente, todos los vehículos que se aproximan deben detenerse, siempre que puedan hacerlo con seguridad. Si un brazo se extiende y se mueve de arriba abajo, se ordena reducir la velocidad del vehículo.
En otras circunstancias, los agentes recurren al silbato: los toques cortos y repetidos indican la obligación de detenerse, mientras que los toques largos permiten reanudar la marcha. El movimiento oscilante de luces rojas o amarillas obliga a los conductores a pararse.
Señales desde el coche
Además, cuando los agentes se encuentran a bordo de un vehículo oficial, existen dos señales adicionales que deben conocerse. El brazo extendido hacia abajo, inclinado y en posición fija, ordena al conductor detenerse en el margen derecho de la vía.
Una luz intermitente, ya sea roja o amarilla, señala que el vehículo que circula delante debe detenerse delante del coche patrulla y a la derecha, sin poner en riesgo ni incomodar al resto de los usuarios y, posteriormente, deberá seguir las indicaciones del agente.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.
