Los idílicos prados verdes y llenos de flores silvestres son perfectos para las fotos que se publican en las redes sociales. Para un pueblo de Reino Unido, en cambio, se han convertido en una trampa natural para los conductores que no respetan los límites de velocidad.
Entre las infracciones más cometidas, siempre figura el exceso de velocidad. Un problema que no se reduce únicamente a España: también lo sufren en otros países como Inglaterra. En la localidad de Long Newnton, durante mucho tiempo, tuvieron este problema en la carretera que entra y sale del pueblo.
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Los dirigentes implementaron varios métodos a lo largo de los años para disuadir el exceso de velocidad: ninguno triunfó. Al tratarse de una localidad pequeña, recibe fondos limitados del Gobierno de Reino Unido. Algo que les ha obligado a utilizar la imaginación.
Long Newnton se ubica entre Tetbury y Malmesbury: la carretera que las une es la B4014, una vía donde la mayoría de los conductores no respeta el límite establecido: 48 km/h. Razón por la que decidieron instalar un radar pedagógico que mostraba la velocidad a la que circulaban los coches y registraba los datos de cada vehículo.
Una solución para dos problemas
A pesar de ellos, según la información recopilada, el 90% de los conductores no respetaba ese límite de velocidad. Las autoridades definieron este porcentaje como “una cifra impactante”, en declaraciones a la BBC. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que la solución para el problema estaba en los laterales de la vía.
Desde los años 30, el 97% de las praderas de flores silvestres del Reino Unido se han perdido o modificado. Para minimizar esto, en Long Newnton decidieron plantar flores en los bordes de la carretera para ayudar a mejorar la biodiversidad. No sólo triunfaron en el pueblo y en redes sociales, también solucionaron el problema del exceso de velocidad.
Flores para reducir el exceso de velocidad
Las autoridades se dieron cuenta de que, al llegar a la zona plagada de flores silvestres, los conductores reducían el ritmo. Una de las responsables de Sanidad del Distrito de Cotswold, donde se ubica esta localidad, ha explicado que la gente aminora la marcha “porque siente que está entrando a un lugar bien cuidado”. Otros tantos lo hacen para echar un vistazo y hacer fotos.
Tal fue la revolución de las flores que el pequeño pueblo de Long Newnton puso en marcha una campaña de crowfunding con la que recaudaron casi 8.000 libras (9.335 euros, según el cambio actual) para plantar y cuidar las flores durante, al menos, tres años. Además, los datos recopilados por el radar se utilizarán para medir la eficacia de esta medida disuasoria.
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