La función básica de una moto urbana es la movilidad. Sus ventajas en el tráfico de la ciudad son evidentes, pero más allá de esta practicidad los desplazamientos pueden hacerse también con estilo. Y eso es, precisamente, lo que pretende Brixton con su modelo Crossfire 125 SX.
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Se trata de una moto en miniatura, inspirada en las creaciones japonesas de su estilo que proliferaron en la década de los 70, con una estructura bien diferente a la de un escúter o una 125cc típica. Imita a una motocicleta convencional pero con dimensiones a escala, un concepto de minibike que entusiasma a un determinado tipo de usuario y que aporta ventajas más allá de las estéticas.
Lo compacto de sus dimensiones (mide 1,69 metros de longitud y el asiento está a 76 centímetros del suelo), su depósito en forma de X, el generoso asiento, los neumáticos montados sobre llantas de aleación de 12 pulgadas, sus frenos de disco y el escape de salida superior resultan llamativos desde el primer golpe de vista.
Su motor es un monocilíndrico de cuatro tiempos, con 125cc de cubicaje (por lo que se puede conducir con carné de coche) y una potencia de 11 CV. Su consumo de combustible es mínimo, solo 2,4 litros de gasolina por cada 100 kilómetros recorridos, lo que unido a peso de 111 kilos convierten a la Crossfire 125 SX en un arma definitiva para moverse por la congestionada circulación de cualquier gran ciudad.
Otro de los argumentos más destacables de la marca austriaca es el precio. Disponible en tres colores (naranja, verde o negra) se puede sacar de los concesionarios por 2.099 euros, cantidad en la que además se incluye un año de seguro gratuito.
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