Nos gustan los todocamino. Así en general. Por eso los hay grandes y pequeños, caros y baratos, de marcas de lujo o generalistas. La sensación de seguridad que provocan, la posición de conducción elevada y, sobre todo, la estética son argumentos que esgrimen muchos de los compradores de esta tipología que sigue calando hondo en el mercado español. Por eso las marcas ofrecen propuestas de lo más diversificadas, como la del Ford con el nuevo EcoSport.
Se trata de un SUV de pequeño tamaño realizado sobre la misma base de sus hermanos Fiesta o B-MAX. Se diferencia de ellos principalmente por esa carrocería de aspecto de 4×4 (aunque no lo sea) y que también recuerda en ciertos matices al Kuga. Es más imponente en este sentido que el Fiesta clásico, mucho más molón por su mayor altura y también por la ubicación de la rueda de repuesto en el portón del maletero, lo que le confiere un aspecto bastante aventurero, de coche grande y capaz de todo. Otros detalles específicos le caracterizan, como las protecciones plásticas de la zona baja de la carrocería o los raíles sobre el techo. El resultado es convincente y suele gustar a la mayoría.
El ambiente interior es muy al estilo Ford, por la disposición de los mandos y acabados del salpicadero. La terminación es correcta aunque algunos plásticos se antojan mejorables; en cuanto al equipamiento tiene muchos detalles valiosos, aunque se echan en falta otros que ya comienzan a ser habituales en rivales de su segmento y precio equiparable.
Como tantos otros fabricantes, Ford no podía ser ajena al fenómeno del downsizing y en su oferta de motorizaciones aparece una interesante de gasolina de sólo tres cilindros y un litro de cubicaje; gracias a la utilización de un turbo su rendimiento llega a los 125 CV, que garantizan unas prestaciones suficientes junto a unos consumos aquilatados aunque no espectaculares. En este sentido quizá ayudaría un cambio con sexta marcha, que permitiría otro escalonamiento de la caja y una relación final más larga que rebajara el promedio de gasto en carretera o autovía.
Por su tamaño contenido se trata de un buen coche urbano, que se aparca en cualquier sitio y gira con facilidad. En contrapartida, en carretera se ve algo penalizado por una altura que provoca ciertos balanceos. Nada preocupante pero sí apreciable y que además se puede corregir fácilmente gracias a una dirección precisa.
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