Las berlinas son los coches con las líneas más convencionales y han sido los familiares clásicos hasta que llegaron los monovolúmenes y todoterrenos. Sin embargo, a pesar de su decadencia, la oferta sigue siendo muy completa, sobre todo entre las grandes berlinas de las marcas de prestigio, y hay también modelos con tamaños más compactos y precios asequibles. Es el caso de los cuatro que se enfrentan en esta prueba, dos turbodiesél, más caros, pero con consumos más económicos, y dos de gasolina más asequibles, pero con un gasto de combustible superior.
Entre los primeros se ha impuesto el Ford Focus Sedan, que ofrece un interior más amplio, un comportamiento dinámico muy eficaz y seguro, y la mayor sensación de consistencia que aporta utilizar como base un familiar compacto. La carrocería Sedan del Focus se vende con seis motores y tres son de gasolina: el sorprendente 1.0 Ecoboost de tres cilindros, disponible en versiones de 100 y 125 CV (desde 19.400 y 20.400 euros), ambos con cambio manual de cinco y seis velocidades, respectivamente, y un 1.6 Ti VCT de 125 CV con caja automática de seis marchas (21.700). Además, hay tres turbodiésel, dos 1.6 TDCi de 95 y 115 CV (20.700 y 21.700) y un 2.0 TDCi de 163 CV (25.450).
La alternativa al Ford es el nuevo Seat Toledo, que aunque recupera el nombre de su exitoso antecesor, es en realidad un Córdoba moderno, porque utiliza como base el chasis del Ibiza, alargado con el maletero independiente. El modelo de Seat acaba de salir, es el gemelo del Skoda Rapid y destaca por su imponente maletero. Y aporta la calidad mecánica y el tacto preciso que definen a los modelos del grupo VW, y los consumos más bajos de la prueba. El Toledo se vende con cuatro motores de gasolina: 1.2 de 75 CV (13.990 euros), 1.2 TSi de 85 y 105 (17.500 y 18.600) y 1.4 TSi de 122 (22.150), los primeros con cambio manual y el último con el automático DSG de siete marchas. Además, está el 1.6 TDi de 105 CV de la prueba (desde 19.400), al que más adelante se unirá una versión más asequible de 90 CV.
Entre los modelos de gasolina se impone el Hyundai Elantra, que destaca por su línea moderna y atractiva y por la garantía de cinco años. Pero solo se vende con un 1.6 de gasolina (desde 16.900 euros) y cambio manual de seis marchas. Y aunque no destaca por su nervio, ofrece consumos muy ajustados.
El rival de la berlina coreana es el Chevrolet Cruze, otro modelo de la misma nacionalidad que se produce en las factorías de la antigua Daewoo. Es el más asequible de todos y aporta un diseño con carácter y estilo, pero tiene consumos superiores, en parte porque lleva un cambio de solo cinco marchas. El Cruze 4 puertas se vende con cuatro motores, dos de gasolina: el 1.6 de 124 CV de la prueba (desde 17.770 euros) y un 1.8 de 141 CV (21.370). Y hay dos turbodiésel: 1.7 VCDi de 130 CV y 2.0 VCDi de 163, ambos con el mismo precio (19.205), aunque el primero con Start&stop.
Los precios de todos estos modelos no incluyen los descuentos de las marcas ni el Plan PIVE.
Conducción
Los dos turbodiésel, Focus y Toledo, tienen más fuerza a bajo régimen y se recuperan mejor, en parte por el turbo, que aporta más empuje: exigen reducir menos y son más agradables de conducir, aunque menos refinados. Los dos de gasolina, Elantra y Cruze, resultan más finos y silenciosos, pero tienen menos fuerza y obligan a estirar las marchas y reducir más a menudo.
El mejor para viajar y disfrutar al volante es el Focus. Tiene un motor 1.6 (115 CV) similar al del Seat, pero con un cambio de seis marchas que permite sacarle el máximo partido y se recupera mejor en las marchas largas, en las subidas y al adelantar. El 1.6 TDi del Toledo es menos potente (105 CV) y lleva un cambio de solo cinco marchas, pero lo equilibra en parte con el peso (100 kilos menos) e incluso acelera con más brío en las marchas cortas, aunque no se recupera tan bien como el Ford. Además, el motor del Seat parece haber evolucionado: responde mejor a bajo régimen que otros 1.6 TDi probados anteriormente.
Los dos modelos de gasolina son muy diferentes. El Hyundai lleva un 1.6 a la última (132 CV) que prima la suavidad y el consumo, aunque a costa de una respuesta plana y sin carácter: empuja igual a bajo y a alto régimen y no responde con más nervio a medida que sube de revoluciones, ni siquiera al reducir. El motor 1.6 del Cruze (124 CV) va acoplado a un cambio de solo cinco marchas y tiene la respuesta puntiaguda de los propulsores clásicos de gasolina: poco empuje a bajo régimen y más nervio a partir de 4.500 y hasta 6.000. Pero el Hyundai aprovecha el cambio de seis marchas y ofrece unas prestaciones algo mejores para viajar.
El Ford ofrece también el mejor comportamiento: su suspensión trasera multibrazo es más sofisticada, mejora la estabilidad en todas partes y es más estable en curva y más aplomado en autopista. El Seat se agarra bien, pero no transmite la consistencia del Focus: se trata de un utilitario alargado, y tiene menos aplomo en autopista, porque es el más estrecho. A cambio, va bien en zonas viradas, porque es más ágil, por su menor peso y tamaño, y por el buen equilibrio entre muelles y amortiguadores.
Los dos coreanos son como hermanos gemelos y las diferencias de personalidad se deben a los motores y ruedas. Llevan suspensiones blandas y balancean más, pero los neumáticos ecológicos del Elantra agarran menos y limitan su velocidad de paso en curva: empieza a deslizar mucho antes, en cuanto se fuerzan los apoyos laterales, aunque luego es noble. El Cruze tiene mejor rueda y puede mantener ritmos más alegres y seguros en zonas viradas. Y va mejor, porque ofrece más aplomo. El Elantra obliga a vigilar el volante en autopista: la dirección eléctrica no mantiene la línea recta, exige corregir y acaba cansando. Los cuatro frenan bien, pero el Focus está por delante en calidad de conducción, con un tacto más consistente y refinado. El Hyundai destaca por su suavidad, pero le penaliza el tacto de la dirección eléctrica.
Vida a bordo
Los cuatro ofrecen las ventajas de las berlinas, con cuatro buenas plazas, una quinta en el centro de la banqueta trasera más estrecha y apta para niños y un buen maletero separado del habitáculo. Además, todos permiten plegar los respaldos (60/40) para aumentar la capacidad de carga y el Toledo recupera su portón trasero, siempre más práctico y funcional.
Al margen de los aspectos comunes, cada modelo presenta sus diferencias. Así, el Ford es el más amplio por dentro: está muy igualado con el Hyundai en las plazas delanteras, pero las traseras son las más anchas y apropiadas para poder alojar a tres personas, aunque el diseño de la banqueta no resulta apropiado en ninguno. En cambio, el Elantra es el que ofrece más espacio para las piernas atrás, seguido del Seat, pero la altura es algo justa y, al igual que sucede en el Toledo y el Cruze, si se mide más de 1,85 metros se roza con la cabeza en el techo. Por lo demás, el Seat tiene el maletero más grande según las cifras oficiales, 550 litros, seguido del Hyundai con 485, el Chevrolet con 450 y el Ford con 421. Pero en la práctica, las diferencias no se aprecian con tanta claridad y todos ofrecen una capacidad de carga notable. Además, los huecos para objetos son similares, aunque con ventaja para el Seat, que está mejor aprovechado.
En los acabados también hay diferencias. El Focus es el más vistoso, tiene un salpicadero y una consola central muy actuales, una instrumentación colorista y adornos más elaborados, aunque luego la calidad de los ajustes está un escalón por debajo de su apariencia. El Toledo muestra una presentación más fría y su menor anchura interior le resta empaque. Pero lo compensa con los mejores asientos delanteros, el salpicadero bicolor (acabado Style) y sobre todo, los ajustes, que transmiten calidad y robustez, y los mandos, que ofrecen ese tacto preciso de los modelos del grupo VW. Y al final, presenta el ambiente más elegante. El Cruze tiene detalles atractivos, como el frontal del salpicadero tapizado en tela, una consola central atractiva y un volante cuidado, que realzan su aspecto. El Hyundai está a la misma altura, con un aspecto sencillo, aunque limpio y moderno, y unos ajustes que dan sensación de solidez. Pero el ambiente es algo apagado y presenta detalles mejorables, como el volante o las salidas de la climatización, que van muy bajas. Además, al igual que el Cruze, incluye detalles pobres, como las bisagras del maletero, que pueden dañar el equipaje al cerrarlo, o su tapa, que no está pintada por dentro.
Todos tienen suspensiones con reglajes blandos que buscan el confort, absorben bien los baches e irregularidades, y permiten viajar con una comodidad similar. Y están bien insonorizados por dentro. Los dos modelos de gasolina son más suaves y silenciosos, sobre todo en ciudad y al circular tranquilo, sin estirar las marchas. Pero los turbodiésel están bien aislados y resultan muy consistentes en carretera. Y solo el motor del Cruze tiene una sonoridad más elevada y algo menos refinada.
Consumos y precios
Dominan los diésel. El Seat aprovecha su ligereza y ha gastado menos: seis litros a ritmos suaves, siete estirando las marchas y casi ocho en ciudad. El Ford ha consumido un litro más: siete en conducción tranquila y más de ocho estirando marchas y en ciudad. Los de gasolina gastan más. El Elantra gasta siete litros al circular con relax y nueve apurando marchas y en ciudad. El Cruze gasta 1,5 litros más: ocho a ritmos relajados y 10 en recorridos vivos y urbanos.
Las emisiones de CO2 son menores en los turbodiésel, aunque emiten más óxidos de nitrógeno y partículas: 109 g/km el Focus y 114 el Toledo. El Elantra sube a 148 y el Cruze a 149.
Casi 5.000 euros de diferencia a favor de los modelos de gasolina (que pueden ser interesantes si se hacen pocos kilómetros al año), y ventaja del Chevrolet, que sale por 14.850 euros, frente a 15.640 del Hyundai. El Ford y el Seat cuestan igual, 20.000 y 20.090 euros, todos con descuentos incluidos.
El equipo de serie es correcto y muy similar en los cuatro. Todos incluyen lo fundamental: aire acondicionado, ordenador, cuatro elevalunas (solo delanteros en el Ford), cierre con mando y retrovisores eléctricos. Pero el Toledo y el Cruze son más completos, porque añaden el control de velocidad y mientras el Chevrolet tiene tres años de garantía, un año más, el Seat incluye climatizador y rueda de recambio normal, como el Hyundai. Por lo demás, el Ford viene con bluetooth y sistema de órdenes orales, y el Hyundai tiene cinco años de garantía con mantenimiento y asistencia incluidos.
La dotación de seguridad es igual en todos: seis airbags, ABS y control de estabilidad ESP. Pero el Ford puede incluir soluciones avanzadas, como radar antichoque, aunque como opción y en los acabados altos. Además, el Focus marca la diferencia en el comportamiento dinámico, porque tiene unas suspensiones más elaboradas que mejoran la estabilidad y seguridad. El Seat y el Chevrolet también van bien, y al Hyundai le perjudica el bajo agarre de sus neumáticos ecológicos.
Conclusión
El Ford se impone por poco entre los diésel y el Hyundai entre los de gasolina. El Focus aporta un interior más amplio, un comportamiento muy bueno y sensación de coche más grande y refinado. El Elantra destaca por su imagen afilada y moderna, y aunque al motor le falta garra, gasta lo justo y tiene la mejor garantía. El Seat es más pequeño por dentro, pero ofrece un maletero enorme con portón de carga y consume menos que los demás. El Chevrolet tiene un diseño correcto y el precio más asequible, pero gasta más.
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