El primer todocamino híbrido que además es enchufable

Un despliegue tecnológico sin precedentes en su segmento se traduce en soluciones muy válidas y de enormes posibilidades de utilización.

Soy poco amigo, lo reconozco, de los coches eléctricos, a los que considero escasamente operativos a día de hoy (aunque todo se andará). Y tampoco le veo ventajas decisivas a los híbridos en materia de eficiencia en comparación con algunos motores diésel realmente ahorradores. Por ello, me ha sorprendido muy gratamente el acertado compromiso que representa un híbrido enchufable como es la variante PHEV del Mitsubishi Outlander.






No diría que hay que ser ingeniero para entender cómo funciona este prodigio de la tecnología… pero casi. Así que para no perdernos en farragosos detalles técnicos vamos a la clave del asunto, la filosofía del producto y su funcionamiento real en el día a día.

En esencia, el PHEV combina un motor de gasolina de dos litros con otro par de ellos eléctricos para obtener un rendimiento total de 203 CV, además de las ventajas de la tracción integral al contar cada uno de los ejes con el impulso de los mencionados propulsores que se alimentan por baterías. Y en este punto llega un matiz determinante: las baterías, además de la habitual recarga por la energía cinética que genera el vehículo y también por la del propulsor térmico, pueden recargarse en la red eléctrica doméstica.

Pasemos, por tanto, al resultado práctico de un sistema que, insisto, es realmente sofisticado ya que admite diferentes tipos de utilización, recargas y gestión. Volviendo a simplificar para entendernos, es posible cargar las baterías del Outlander en nuestra casa o en el trabajo (los puntos públicos de recarga siguen dejando mucho que desear) para desplazarnos en modo eléctrico por ciudad o vías interurbanas durante unos 40-50 kilómetros y con una velocidad máxima de 120 km/h (a partir de ahí entraría en funcionamiento el motor de gasolina); es decir, podríamos satisfacer nuestra necesidades de movilidad cotidianas sin gastar un euro en combustible y con cero emisiones.

Y así llegamos al fin de semana, el momento de salir de la monotonía y viajar por carretera. No hay problema, estamos ante un todocamino capaz, de buenas prestaciones, comportamiento correcto y que nos llevará al fin del mundo… mientras que haya gasolineras. Las baterías cargadas apoyarán al propulsor térmico en determinados momentos para reducir el consumo, aunque justo es decir que en un uso típico por autovía el gasto de combustible llega con facilidad a los diez litros a los cien. Pero al menos sabemos que nunca nos quedaremos tirados…

 



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