En un mundo del automóvil invadido por los SUV, Suzuki propone un todoterreno de verdad, de esos que ya apenas quedan. El nuevo Suzuki Jimny sigue siendo un 4×4 en miniatura, porque mide 3,65 metros de longitud y baja de 1.100 kilos. Pero, gracias a sus dimensiones y ligereza, y a una mecánica muy bien dotada para el campo, con tracción total y reductora, entre otras cosas, logra superar obstáculos fuera del asfalto que dejarían atascados a la mayoría de supuestos todoterrenos. En cambio, en carretera es menos cómodo y dinámico que cualquier todocamino moderno.
El Suzuki Jimny 2018, al igual que el actual, no tiene competidores directos y es uno de esos coches casi únicos. Por tamaño, un Fiat Panda 4×4 sería lo más cercano, aunque la propuesta italiana no es un 4×4 puro. Los modelos más similares, por planteamiento, son muchos más grandes y costosos, como los Jeep Wrangler y Mercedes Clase G, otros dos iconos off road. El micro todoterreno de Suzuki ya está a la venta desde 17.000 euros, un precio que lo convierte en el modelo campero de verdad más asequible del mercado.
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Por sus características, es una propuesta que puede resultar muy útil para moverse por entornos rurales, de montaña y costeros, porque podrá superar las consecuencias del mal tiempo y, también, transitar con garantías por casi cualquier terreno, desde una pendiente de arena que baje a una playa hasta un barrizal en mitad del campo, un tramo de carretera nevado o una ladera empedrada de una colina. Su chasis de largueros resulta más robusto que el monocasco de los turismos, y tienen más margen para resistir las durezas de la conducción fuera del asfalto; sus suspensiones de eje rígido aportan gran recorrido y ayudan a ganar motricidad, y la tracción 4×4 con reductora, más el control de descenso y una altura libre al suelo de 21 centímetros, terminan por crear un conjunto casi imparable y capaz de superar la mayoría de posibles complicaciones. Además, su pequeña carrocería presenta unos ángulos de ataque notables que refuerzan sus calidades: 37 grados de entrada, 49 de salida y 28 el ventral.
El sistema de tracción total se maneja con una segunda palanca situada junto a la del cambio y admite tres posiciones: 4×2 o propulsión trasera, para circular sobre asfalto; 4×4, indicada para superficies deslizantes (tierra, arena, nieve, barro…), y 4×4 con reductora, para las zonas especialmente difíciles o las pendientes más pronunciadas. Y aunque no tiene diferenciales bloqueables, cuando una o varias ruedas están en el aire o pierden tracción, se utilizan los frenos para detener su giro y que llegue fuerza a las que estén apoyadas en el suelo para poder seguir avanzado.
Su especialización en el campo, por el contrario, implica perder eficacia en carretera y autopista. Y, aunque puede mantener cruceros de 120 km/h, no resulta recomendable para afrontar viajes. Tiene una dirección lenta, que obliga a girar mucho el volante para inscribir al coche en los virajes; las suspensiones de eje rígido hacen que no pise con la misma precisión que un SUV, se mueve en los baches y ondulaciones y exige ir aplicando pequeñas correcciones en las trayectorias; el cambio de marchas requiere cierta fuerza para insertar las relaciones y tampoco destaca por su aerodinámica e insonorización.
Frente al Suzuki Jimny actual, cambia por completo su imagen, que pasa a ser cuadrada y robusta, estrena un motor más potente que mejora las prestaciones, y tiene un interior todavía sencillo, pero más vistoso y mejor equipado. Deja atrás en casi todo al modelo saliente, aunque también ha perdido detalles como la carrocería abierta, con el techo posterior desmontable: ahora, el traje es cerrado, y según la marca es el único que se ofrecerá.
El pequeño tamaño limita el espacio disponible a bordo. Incluye cuatro plazas y un maletero casi inexistente de 85 litros. Pero, si los ocupantes delanteros son altos, a partir de 1,85 metros de estatura, habrá que retrasar tanto los asientos que el espacio para las piernas atrás menguará apreciablemente. Cuatro personas de en torno a 1,75 metros sí pueden acomodarse con cierta holgura. Sin embargo, para transportar cualquier bulto hay que plegar alguno de los asientos posteriores; con los dos abatidos, el piso queda plano y se dispone de un volumen de 377 litros (hasta la base de las ventanillas). Destacan detalles prácticos como el piso del maletero y la parte posterior de las butacas, que van revestidos en plástico para que se puedan lavar.
El nuevo motor 1.5 de 102 CV mejora la respuesta respecto al anterior 1.3 de 85 CV, y pesa un 15% menos, a pesar de su mayor cilindrada y potencia. Es uno de los componentes que contribuyen a que el Jimny 2018 sea tan liviano: desde solo 1.090 kilos. Viene de serie con un cambio manual de cinco marchas con desarrollos cortos (a 120 km/h se rozan las 4.000 revoluciones) y, como opción, puede instalarse un automático de cuatro velocidades. Alcanza 145 km/h y anuncia un consumo medio oficial de 6,8 litros; tras un recorrido por autopista el ordenador marcaba 7,8, y tras las pruebas 4×4 en el campo, 7,5.
Hay tres acabados disponibles: JX, por 17.000 euros; JLX, a partir de 18.795 y, Mode 3, desde 20.820. Suzuki, al menos por el momento, no ofrecerá descuentos. El primero viene ya con seis airbags, control de estabilidad ESP, aire acondicionado, equipo de música, Bluetooth para el móvil, sistemas de seguridad electrónica (alertas antifatiga y de salida del carril, reconocimiento de señales de tráfico y luces largas automáticas) y hasta cinco años de garantía. Pero le faltan detalles básicos como los elevalunas y retrovisores eléctricos, y los respaldos traseros abatibles. Esta versión, que es la más sufrida, podría ser interesante para utilizar el coche a diario como vehículo de apoyo y de trabajo en una finca, por ejemplo.
El JLX incluye ya estos elementos, y suma otros como el navegador y la pantalla táctil central, y el Mode 3 añade además detalles estéticos que animan la imagen y confort del Suzuki Jimny como las llantas de aleación, el volante de cuero y el climatizador.
También existe un amplio catálogo de accesorios que contemplan desde mejoras mecánicas para la conducción todoterreno, como las protecciones metálicas en el diferencial o una tienda de campaña que se acopla a la parte posterior del vehículo.
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