Apollo es sinónimo de potencia y velocidad en el mundo de la automoción. Transcurrido bastante tiempo desde su Gumpert, el fabricante alemán se ha tomado con calma la presentación de su siguiente creación, pero tras ver el resultado la espera ha merecido la pena: el Apollo IE es un superdeportivo con todas las letras que, eso sí, solo estará al alcance de aquellos que puedan pagar 2,3 millones de euros.
Su estética es agresiva a más no poder, ya que su silueta ha sido esculpida con el objetivo de conseguir la mejor aerodinámica. Pegado prácticamente al suelo, las entradas, canalizaciones y salidas de aire están por todas partes; en la zaga un voluminoso alerón completa la tarea. Además, la carrocería deja a la vista la fibra de carbono, material presente también en el monocasco del vehículo y en el habitáculo, consiguiendo un contenido peso de apenas 1.250 kilos. De hecho, incluso los asientos son de fibra de carbono y van anclados al chasis; además, no son unas banquetas normales: dado lo exclusivo del vehículo y la cantidad que va a desembolsar cada cliente, el fabricante realizará el asiento de manera personalizada para que se sienta lo más cómodo posible.
En términos mecánicos se aleja de la nueva oleada de hibridación y apuesta por una mecánica de la vieja escuela, un contundente bloque V12 atmosférico de 6,3 litros que desarrolla 780 CV y 760 Nm de par máximo. Asociado a una caja de cambios secuencial de seis relaciones, acelera de 0 a 100 km/h en 2,7 segundos y alcanza los 335 km/h de velocidad máxima.
Lógicamente, con todo lo visto hasta aquí, el Apollo IE es un modelo de uso exclusivo en circuito (solo pensar en pasar un badén con él…) aunque la marca, en función de la aceptación que tenga, estaría barajando la opción de desarrollar una versión más moderada que pueda circular por la carreteras abiertas.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.