Cuesta decirlo y es difícil de creer a primera vista, pero el Ariel Atom 4, aunque se parezca muchísimo a su predecesor, es un coche hecho desde cero en el que prácticamente todo es nuevo. Como apunta el fabricante, solo se han aprovechado la tapa del depósito de combustible y el juego de pedales de freno y embrague.
El biplaza se mantiene fiel a su esencia, que no es otra que la de actuar como vehículo recreacional para aquellos que, además de poder permitírselo, quieran sentir en la calle sensaciones propias de un coche de competición.
Su característico chasis tubular aumenta el diámetro de sus tubos y refuerza sus soldaduras, lo que consigue aumentar un 15% la rigidez torsional; la carrocería mejora la aerodinámica, la suspensión es más firme y reduce el balanceo; los amortiguadores de serie son Bilstein, pero se pueden reemplazar opcionalmente por unos Ohlins; las llantas de 16 y 17 pulgadas pueden ser de fibra de carbono si el cliente lo desea y están disponibles tanto el control de tracción como la función launch control del Atom V8.
Lo más destacado, no obstante, es que monta el motor del Honda Civic Type R, un 2.0 VTEC turbo de 320 CV de potencia y 420 Nm de par. La marca le ha instalado su propia centralita para gestionar la electrónica y, combinado con una caja de cambios manual de seis relaciones y con un diferencial de deslizamiento limitado, consigue acelerar de 0 a 100 km/h en tres segundos, alcanza los 160 km/h desde parado en 6,8 y tiene un velocidad punta de 261 km/h.
Tampoco hay que olvidarse de que el Ariel Atom 4 es un poco más civilizado que la versión anterior. A pesar de no ser el paradigma de la comodidad, se ha mejorado el espacio interior, el depósito de mayor tamaño le otorga una autonomía cercana a los 500 kilómetros y su estructura ofrece unos resultados más seguros ante los choques frontales.
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