Tras dejar fuera de la gama el Vanquish, Aston Martin necesitaba un nuevo buque insignia, un modelo que brillase por encima de los demás y por fin lo tiene: se trata del DBS Superleggera, una variante muy mejorada del DB11.
Para desarrollar su nueva carrocería la firma británica ha recurrido al reconocido carrocero milanés Carrozzeria Touring Superleggera, con quien ya ha colaborado en anteriores creaciones. El resultado es un plus de agresividad que queda patente en la enorme boca frontal, el mayor número (y tamaño) de entradas y salidas de aire y la radical trasera, con unos grupos ópticos minimalistas, dos salidas de escape dobles y un pequeño alerón fijo que es capaz de sumar 180 kilos de carga aerodinámica.
Todos los añadidos son de fibra de carbono, lo que ayuda a rebajar el peso del Aston Martin DBS Superleggera hasta los 1.693 kilos (72 menos que el DB11), lo que contribuye a mejorar las prestaciones del deportivo, aunque el principal responsable de esto es el motor.
Se trata del mismo bloque que monta el DB11, un 5.2 V12 biturbo, pero ahora desarrolla 725 CV y 900 Nm. Asociado a la caja de cambios automática ZF de ocho velocidades y al sistema de tracción trasera con un autoblocante, acelera de 0 a 96 km/h en 3,4 segundos (el 0-60 mph estadounidense) y de 0 a 160 km/h en 6,4.
También recibe una revisión de la suspensión activa, que ahora es más precisa y 5 mm más rebajada, y de los frenos, que son carbocerámicos con discos de 16,1 pulgadas en las ruedas delanteras con pinzas de 6 pistones y de 14,2 en el eje trasero con pinzas de cuatro.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.