El pasado Salón de Ginebra 2018 dejó una cantidad de presentaciones casi inabarcable, pero, mientras que las miradas se centraron en modelos de grandes marcas, siempre hay algún que otro lanzamiento peculiar que pasa algo inadvertido. Es el caso del Corbellati Missile, cuyo nombre ya promete y que a la hora de la verdad no decepciona.
Lo primero que se aprecia es su diseño con un fuerte aroma retro. Su silueta alargada, baja y ancha está fabricada con paneles de fibra de carbono y formada por superficies redondeadas y suaves entre las que no se encuentra ni una sola arista. Desde la compañía afirman haber hecho especial hincapié en la aerodinámica, algo que se antoja capital dados los guarismos y objetivos del deportivo.
Para empezar, utiliza el motor con mayor cilindrada de la actualidad, un bloque de 9,0 litros con ocho cilindros en ‘V’ con doble turboalimentación. Pero no es eso lo que más llama la atención, y es que el propulsor desarrolla algo más de 1.800 CV acompañados de un igualmente impresionante par motor máximo de 2.350 Nm. Una caja de cambios manual de seis velocidades y un sistema de tracción trasera (con autoblocante) se encargan de digerir tamaña caballería.
Con dicho derroche su objetivo no es nada más y nada menos que alcanzar los 500 km/h de velocidad punta, algo que es complicado no ya por las características del vehículo (por las que sería perfectamente posible que llegase a conseguirlo), sino porque hay muy pocas carreteras rectas en el mundo con la distancia suficiente como para alcanzar tal velocidad.
Pero el Corbellati Missile no trata solo acelerar en línea recta: cuenta con suspensión de dobles triángulos, muelles neumáticos, amortiguadores ajustables en tres niveles, discos de freno carbocerámicos de 394 mm de diámetro en todas las ruedas y neumáticos de 265/35 y 345/30, elementos que aseguran un buen comportamiento en curva.
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