El Rolls-Royce Spectre es el primer coche eléctrico desarrollado por la marca británica, un modelo que, por su naturaleza de cero emisiones, es más discreto que sus hermanos de combustión, ya que no emite sonido alguno mientras circula. Sin embargo, esa discreción desaparece por completo con el trabajo que ha realizado Mansory sobre esta base.
El conocido preparador no es ajeno a los modelos de Rolls-Royce, como tampoco lo es a coches de otras marcas, tanto prémium como de lujo, y a todos ellos les aplica su mismo enfoque, que puede pecar de recargado o extravagante.
El Spectre no es una excepción. El aspecto de este modelo (que comparte nombre con una película de James Bond de 2015, pero no aparece en ella ni en ninguna otra del agente 007) experimenta importantes cambios respecto al coche original y, sobre todo, recibe una cantidad considerable de fibra de carbono.
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Este material está presente en gran parte de las secciones exteriores, con un acabado específico que es habitual en las preparaciones de Mansory. Decora el capó, las extensiones de los paragolpes, las salidas de aire tras los pasos de rueda delanteros, los faldones laterales, los deflectores de aire en el pilar C, el difusor y los dos pequeños alerones.
Además, calza unas enormes llantas de 23 pulgadas, pero opcionalmente se pueden montar unas de 24 pulgadas. La guinda la ponen los detalles dorados que se pueden ver en la parte interior de la parrilla o los laterales de la carrocería.
El habitáculo, dentro de lo que acostumbra el preparador, es incluso discreto. Se ha optado por una sencilla combinación en la que el color naranja destaca sobre el negro, tanto en los paneles de las puertas como en los asientos y el salpicadero; todo ello salpicado con molduras de fibra de carbono.
Sin cambios mecánicos
El único aspecto que no ha tocado Mansory es la mecánica del modelo, que sigue siendo 100% eléctrica y desarrolla una potencia de 585 CV y un par máximo de 900 Nm, lo que le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos.
Además, monta una batería de 120 kWh de capacidad, gracias a la que homologa una autonomía de 520 kilómetros según el ciclo WLTP.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.