Era cuestión de tiempo y ya hay fecha fija: 2019 será el año en que todos los modelos de Ferrari cuenten con algún tipo de hibridación, según Sergio Marchionne, consejero delegado de la marca. El principal motivo, más allá de lo que este tipo de sistemas de propulsión aporta al rendimiento, se encuentra en la normativa de emisiones para los fabricantes europeos.
Podríamos identificar dos grupos, el de los que no llegan a las 10.000 unidades manufacturadas anuales y los que superan esa cifra cada año. El quid de la cuestión está en que unos y otros se rigen por distintas normas. Mientras que los fabricantes de gran volumen tienen que ajustar las emisiones de CO2 de su gama a 130 g/km desde 2015 (cifra que se reducirá a 95 g/km en 2021), los de poco volumen están exentos de dicha regulación y pueden fijarse el objetivo de emisiones que deseen.
La práctica totalidad de marcas de deportivos europeas se encuentra en el grupo de menos de 10.000 unidades anuales, incluida Ferrari, pero la italiana tiene previsto que eso cambie.
Actualmente produce cerca de 8.000 coches al año y Marchionne calcula una cifra de 9.000 allá por 2019; en 2025 espera superar ampliamente los 10.000 anuales. La única manera de cumplir con las restricciones, en ese momento, será optar por la hibridación para que su gama sea más limpia.
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