El Ariel Atom es una rara avis dentro del mundo del motor. Dentro de la categoría de karts para adultos, es un automóvil deportivo concebido exclusivamente para la diversión, pero que está homologado para circular por la calle. Nació en 2000 y, con casi un cuarto de siglo a sus espaldas, no ha dejado de pulir y mejorar su concepto.
Esto ha dado lugar a constantes evoluciones, siendo la última el Ariel Atom 4R, presentado en el pasado Goodwood Festival of Speed y que se establece como su versión más potente y deportiva hasta la fecha.
No es algo que se traduzca en cambios visuales, pues su reconocible estética sigue inalterada. A grandes rasgos parece un Fórmula 1 compacto, desprovisto prácticamente de carrocería, con un chasis tubular a la vista, dos asientos y un voluminoso alerón en la zona trasera.
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Lo que importa en este caso es su apartado mecánico. Como es costumbre, su motor es de origen Honda, concretamente el mismo bloque que utiliza el actual Honda Civic Type R. Sin embargo, mientras que el radical compacto japonés desarrolla la nada desdeñable cifra de 325 CV y 420 Nm, en el Atom va mucho más allá.
Gracias a varias mejoras entre las que destaca la inclusión de un nuevo intercooler, el propulsor alcanza los 406 CV y los 500 Nm de par máximo. Combinado con una caja de cambios automática con levas, le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 2,7 segundos, alcanzar los 160 km/h (100 mph) desde parado en 6,5 segundos y marcar una velocidad máxima de 274 km/h.
Mejoras mecánicas
Pero las modificaciones de esta versión no se limitan al propulsor. También se ha trabajado con otros aspectos mecánicos para afinar todavía más su comportamiento.
Por un lado, la suspensión es específica de esta variante y cuenta con amortiguadores Öhlins. Por otro, integra con un sistema de frenos carbocerámicos firmados por AP Racing. Además, las llantas son de fibra de carbono. Las dos últimas mejoras ayudan a aligerar el conjunto en 26 kilos.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.