Las carreteras no se encuentran en el estado que deberían y raro es el tramo que no presenta grietas, desconchados o, directamente, agujeros que obligan a los conductores a estar atentos para esquivarlos (con el peligro que suponen los volantazos) o, si no, a hundirse en ellos con los daños que eso implica para el coche. Ford quiere minimizar el impacto de estos en el vehículo con un sistema capaz de detectarlos y actuar en consecuencia.
Su funcionamiento resulta bastante sencillo. El coche (en este caso el Ford Focus de cuarta generación) cuenta con 12 sensores que identifican los agujeros del suelo antes de que el vehículo los pise. También detectan el momento justo en el que la rueda cae en ellos, ajustando la suspensión para que la caída no sea muy pronunciada y así el neumático no impacte con tanta fuerza.
Es más, la rueda delantera manda una señal de aviso a la trasera para que realice el mismo proceso todavía más rápidamente y de una manera más eficiente. La marca del óvalo apunta a que todo ocurre en menos de medio segundo.
El sistema estará disponible desde verano y forma parte de la tecnología Continuously Controlled Damping, que monitoriza cada dos milisegundos diversos parámetros para ajustar la suspensión: velocidad, giro, freno, etc.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, Twitter o Instagram
Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.