El F-Pace es el primer todoterreno de Jaguar y también uno de los modelos más esperados. Llega con ese aura que envuelve y diferencia a los coches especiales de los comunes, y pretende convertirse en la alternativa estrella a modelos camperos de tamaño medio, planteamiento exclusivo y dotes reconocidas como los Audi Q5 y BMW X3.
Con una longitud de 4,73 metros, la propuesta de Jaguar es mayor de lo normal y ofrece una primera ventaja sobre la competencia: una cabina y un maletero más desahogados. También propone un diseño con estilo propio, menos visto que el de los modelos alemanes, y lo último en tecnología, desde fabricación en aluminio para reducir el peso hasta sistemas de conectividad avanzados y detalles singulares como una pulsera de goma que funciona como llave y está pensada para hacer deporte.
Las primeras unidades se entregarán en abril o mayo de 2016, y la versión más accesible, con motor 2.0 diésel de 180 CV, propulsión trasera y cambio manual, cuesta 45.000 euros, una tarifa más elevada de lo deseable. Con 4×4 sube a 48.180 euros y, con caja automática de ocho marchas, ligada siempre a la transmisión integral, 50.820.
El tamaño del coche permite incluir cinco plazas muy amplias, válidas incluso para las estaturas más generosas, y también una zona de carga de 650 litros, que destaca asimismo por su capacidad y ayuda a transportar con soltura los bultos más grandes (bicis, muebles, carritos infantiles…). El interior combina una presentación vistosa y acabados refinados, soluciones ya típicas en la marca, como el mando circular que hace de pomo del cambio, y las últimas tendencias, como la instrumentación digital. No terminan de convencer, en cambio, algunos plásticos un poco pobres, como los que se utilizan en la tapa de la guantera y en la parte inferior de los paneles de las puertas.
La construcción en aluminio sitúa el peso por debajo de 1.600 kilos (sin conductor, variantes 4×2) y sienta las bases para poder ofrecer consumos bajos y buen dinamismo. El motor diésel de cuatro cilindros, 2.0 i4D de 180 CV, homologa un gasto medio de 4,9 litros, mientras que el superior, 3.0 TDV6 de 300 CV, se conforma con seis litros de promedio oficial. El primero está disponible con cambio manual y automático, y con también con propulsión trasera y total, mientras que el V6 viene siempre con 4×4 y caja automática (desde 61.600 euros).
Para los forofos de la gasolina y las máximas prestaciones, se ofrece un propulsor 3.0 V6 con sobrealimentación y dos variantes de 340 y 380 CV, ambas con cambio automático y 4×4 (desde 68.010 euros). Y cualquier versión, ya sea de gasolina o gasóleo, puede incluir opciones interesantes como la suspensión electrónica (Adaptive Dynamic; 1.055 euros), un sistema de proyección de datos en el cristal (HUD; 1.615) y una cámara estéreo o 3D que funciona como ojo maestro y se utiliza para reconocer las señales de tráfico, alertar al conductor si el modelo se sale del carril y activar las frenadas automáticas de emergencia, entre otras funciones de seguridad.
La llave, en la muñeca
Una idea diferente, dirigida a la actividad deportiva. El F-Pace ofrece, como varios modelos, un sistema de acceso y arranque sin llave (1.065 euros) que permite abrir y encender el vehículo sin tener que sacar el mando del bolsillo. Pero el nuevo todoterreno de la marca británica va un paso más allá y propone una pulsera de goma, resistente al agua y a los golpes, que hace las veces de llave y evita tener que cargar con el mando y arriesgarse a perderlo cuando se practica deporte. Se denomina Activity Key y cuesta 380 euros.
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