La temperatura óptima de funcionamiento de un motor está entre los 80 y 100 grados. Y esta se mantiene en este rango gracias a que el circuito del líquido refrigerante tiene un sensor de temperatura. Este sensor es el denominado ECT, las siglas del termino sajón ‘Engine Coolant Temperature’ (temperatura del refrigerante del motor).
Este sensor utiliza una resistencia del tipo NTC ‘Negative Temperature Coefficient’ (coeficiente de temperatura negativo), lo que significa que su resistencia disminuye a medida que la temperatura aumenta.
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¿Cómo funciona el sensor ECT?
El sensor ECT está ubicado generalmente en una de las canalizaciones del motor por donde circula el refrigerante. Esta ubicación estratégica permite medir con precisión la temperatura del refrigerante que ha absorbido el calor del motor.
Esta resistencia permite al sensor proporcionar una señal eléctrica proporcional a la temperatura del refrigerante, la cual es interpretada por la ECU (‘Engine Control Unit’ o unidad de control del motor) para controlar la temperatura que tiene el motor.
Por eso, al arrancar y estar el motor frío, el sensor ECT con esta resistencia capta la temperatura baja y manda la señal al ECU que, en este caso, suele aumentar las revoluciones del motor con una mezcla más rica (más combustible) para que adquiera antes una temperatura superior. Pasados unos minutos, el ralentí volverá a situarse en unos valores normales de 800-900 rpm ya que el motor habrá alcanzado su temperatura de trabajo normal.
Y al contrario, si el motor aumenta mucho su temperatura (por ejemplo en verano circulando en ciudad a baja velocidad donde el aire no es suficiente para refrigerar el motor) la ECU, gracias a la información del sensor ECT puede tomar medidas como activar el ventilador del radiador o incluso reducir la potencia del motor para evitar daños.
Síntomas de que el sensor ECT falla
Como cualquier componente electrónico, el sensor ECT puede fallar. Los síntomas de un sensor ECT defectuoso incluyen:
- Que el motor arranque con dificultad, tanto en frío como en caliente. Puede suponer que la lectura del sensor ECT es errónea y está confundiendo al ECU.
- Que el coche consuma más combustible de lo normal. Si la ECU interpreta que el motor está frío cuando no lo está, va a enriquecer la mezcla inyectando más combustible cuando no es necesario.
- El ventilador del radiador del coche se enciende al arrancar. Es casi el síntoma más evidente. Ya que la centralita ECU, al estar el sensor ECT estropeado, puede creer que la temperatura del motor es muy alta.
- Que la temperatura del motor suba sin control. Este síntoma es el más peligroso de todos. Y es que la ECU puede creer lo contrario al supuesto anterior y no encender el electroventilador, por lo que la temperatura seguirá subiendo hasta incluso gripar el motor.
Si el sensor ECT se avería, lo normal es cambiarlo por uno nuevo, que cuesta entre 20 y 30 euros. Sin embargo, a este precio hay que añadir el coste de la mano de obra, que va a variar en cada marca. Aunque es un componente bastante accesible y, en general, no se necesitará mucho más de una hora para realizar el cambio.
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Periodista especializado en motor desde hace más de 20 años, ha trabajado en diferentes gabinetes de prensa (Federación Española de Automovilismo o Circuito del Jarama) y medios especializados (Motor 16, Marca Motor o Auto Bild). Apasionado de coches, motos y, ahora también, de los cacharros con alas.