El del combustible y del aire no son los únicos filtros que equipa un coche: el del habitáculo mantiene el interior libre de impurezas y partículas nocivas. Igual que ocurre con el resto, acumula polvo, suciedad y partículas. Motivo por el que es necesario cambiarlo siguiendo las pautas del fabricante.
Su estado no influye en el rendimiento o en la potencia del coche, pero sí en la calidad del aire que respira el conductor y sus acompañantes. Si no se cambia con cierta regularidad, además de polvo, polen y alérgenos, puede aparecer moho. Y esto podría desembocar en enfermedades respiratorias. Así lo explica este mecánico.
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Si arrancas el coche así, cuidado porque lo estás dañando y gastas más combustible