Toyota ha dado en el clavo con su campaña de promoción del nuevo Aygo con techo corredizo. Apelando a ese sentimiento de rabia que nos corroe cuando los hombres del tiempo predicen sol y acaba lloviendo a mares, ha hecho que tres de ellos (Roberto Brasero como representante español) conduzcan durante un mes un Aygo algo especial. Las unidades facilitadas abren o cierran automáticamente el techo al encender el coche en función de las previsiones para el día. Además, tienen dos trajes, uno para el calor y otro para el frío.
Las consecuencias de esto son bastante interesantes. ¿Iba a hacer calor? Pues manga corta y techo abierto aunque diluvie o estemos a cero grados. ¿Iba a hacer frío? Abrigo gorro y guantes aunque el termómetro marque 30 grados.
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