Conducir sobre hielo, en condiciones controladas, no por una helada en la autopista, es bastante divertido. Sirve para aprender a tomar el control del coche y cómo reaccionar ante patinazos. Sin embargo, puede ser incluso más divertido si incluimos en la ecuación un Range Rover Sport SVR de 550 CV y una réplica a tamaño real del circuito de Silverstone.
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